Melancolía y sentido de la maravilla es lo que permanece tras leer los cuentos fantásticos de Ludwig Tieck. Es además uno de los grandes representantes del romanticismo alemán, y en los tres relatos que componen este libro («Eckbert el rubio», «El monte de las runas» y «Los elfos») nos muestra un tipo de romanticismo que conocemos menos y que por su diferencia merece la pena ser leído.
Los tres relatos abundan en ambientes rurales bucólicos, formando la magia parte de lo cotidiano. En «Los elfos» esa magia llega a su apoteosis, anticipando la fantasía blanca de autores como Lord Dunsany o Tolkien. Al contrario que en las novelas góticas inglesas, en los cuentos de Tieck imaginación y realidad son una misma cosa. Los relatos se llenan de color, de invitaciones a los sentidos, entrando más en el terreno de lo mítico que en lo terrorífico. No es de extrañar: los pueblos nórdicos nunca han negado drásticamente sus supersticiones, por lo tanto no necesitan afirmarlas con violencia. De ahí la suavidad de Tieck.
Los árboles se llenaron de hojas mucho antes de lo habitual, el ruiseñor jamás se había presentado tan pronto, la primavera llegaba a la tierra con más belleza de lo que los más ancianos podían recordar
Otra característica importante de estos cuentos está en la pasión que mueve a los personajes. «Eckbert el rubio» es taciturno y solitario. Vivirá un calvario, pero en lugar de expresar violentamente su pasión, la madurará en silencio.Ludwig Tieck fue un entusiasta de la literatura española, y sobre todo le interesaron Cervantes y Calderón. De hecho, es pionero en los estudios hispánicos en lengua germánica. Sin embargo de momento no le hemos devuelto el favor; en España es casi un desconocido. Todo aquel que quiera sumergirse en historias de atmósfera densa, palabras precisas y tono poético, que quiera profundizar en los mitos nórdicos vistos desde el romanticismo, tiene una buena ocasión ahora, cuando los días se hacen más cortos.Nórdica libros, 2009Compra en Estudio en EscarlataDavid G. Panadero