Por Kino Navarro
... sabes bien, recuerdo de siglos,Emigraste hacia donde el olvido es un placer prohibido entres dos hombres
cómo el amor es lucha
donde se muerden dos cuerpos iguales...
Luis Cernuda
completamente desnudos. Ni el recuerdo del río, travesía inmediata,
bastaba para el dolor ajeno de los desprecios;
mordida infalible y pecaminosa de susurros y sellos eróticos.
Para esconderte te limitas a pensar que la ciudad se hizo solitaria,
conservadora amargura que aparenta. Que dos hombres se acuesten
y disfruten de la extremidad perfecta, hace que la realidad sea deseo
infalible, convicción que el sexo opuesto nos deniega.
Vagamente he vuelto a releerte, a pensarte y no olvidarte,
¡Qué suerte la mía poder ser libre, qué lejanía la tuya no abrirte
a los ambientes promíscuos, a los sitios cerrados oscuros!
Morderé por ti un participio, dos partes iguales y desde la otra orilla,
serás libre albedrío de caballero, y entre una corbata y un versátil
no hay pasivo ni activo que suceda tus lágrimas, en el entramado
resultante de un lateral, hecho a base de raíces cuadradas.
Sigue viajando, la ciudad continua siendo imberbe
y el desasosiego, excita lo imaginario: hombres otros hombres,
famélicos, cuyas falacias quieren recorrer estos juegos fatídicos,
rasantes y extremadamente prescritos como desorden inmaculado.
Sí, lo sabemos bien.
Sevilla 2013