Revista Libros
Algunos lectores me han hecho notar que tengo muchos prejuicios al empezar un libro, tanto por rechazar leer determinados libros porque creo que no me van a gustar o que me gustarán menos que otros —algo que me parece natural: no se puede abarcar todo y filtro en función de mis preferencias— como por explicar que me he sentido decepcionada por una novela porque esperaba que fuera mejor de lo que es —en estos casos me dicen que si hubiera leído el libro sin formarme una idea previa lo habría disfrutado más.Pero ¿es posible leer un libro sin expectativas? Quizá los lectores ocasionales sí pueden, porque escogen sin complicarse la vida y no están tan metidos en este mundo. Ahora bien, los que leemos decenas de libros al año, seguimos la actualidad literaria en las redes sociales, tenemos un mapa mental de escritores y estilos…, en fin, creo que nosotros lo tenemos muy difícil porque constantemente recibimos ideas que conforman esa opinión previa. Sabemos de qué novelas esperamos entretenimiento puro, sabemos qué obras prometen una gran calidad literaria, sabemos qué libros han causado disparidad de pareceres… Hasta de aquellos menos conocidos podemos averiguar algo a través de los comentarios de lectores extranjeros o, en el caso de un autor novel español, en función del catálogo de la editorial que lo publica o de lo que transmite su cubierta. Llegar virgen a una lectura cuando se está al día de lo que se cuece en el panorama literario me parece muy, muy difícil.Además, crearse expectativas no tiene por qué ser malo: tener conocimiento de lo que vamos a leer nos ayuda a elegir mejor nuestras lecturasy, por ende, a llevarnos menos decepciones. En ocasiones me encuentro con lectores que me dicen que X libro —generalmente un best-seller o una novela con cierta popularidad— les ha defraudado por completo, y pienso que si se hubieran informado un poco podrían haberse ahorrado esa lectura, porque lo que cuentan ya me lo temía. Es como leer una novela de chick-lit pensando que se trata de literatura «profunda»: si se buscan opiniones, se evita la confusión. Sé que hay personas que eligen sus lecturas por impulsos y prefieren no leer reseñas en Internet, pero yo soy muy concienzuda y me lo pienso unas cuantas veces antes de decidir leer cualquier libro. Esto no excluye la posibilidad de sorpresas, puesto que siempre hay libros que nos acaban entusiasmando más de lo que creíamos (como me ha ocurrido este año con Riikka Pulkkinen y Brigitte Reimann), así que es tan emocionante o más que guiarse solo por el instinto.Por otro lado, en lo que respecta al hecho de que las impresiones posteriores a la lectura estén influidas por las expectativas, no negaré que en parte sí lo están: me siento más decepcionada cuando me defrauda un autor que me gusta mucho que cuando lo hace uno del que esperaba poco, es evidente. No obstante, esto no significa que mi crítica pierda validez: el acto de disfrutar de la lectura puede estar influido por las expectativas, pero la reseña va más allá, analiza el contenido y no se basa únicamente en sensaciones subjetivas. En otras palabras: si un libro tiene vacíos argumentales o está repleto de tópicos, seguirá teniendo esos problemas tanto si lo leo esperando mucho como si de antemano sospecho que no merece la pena.Y vosotros, ¿os creáis expectativas u optáis por intentar leer un libro sin esperar nada?En la imagen: La liseuse (1874-1876), de Renoir.