Una de las cosas que peor se me ha dado desde siempre y que más he tenido que “pulir” con el paso del tiempo, es entrenar la habilidad de diferenciar las cosas más importantes de las que no lo eran tanto y aprender a dedicarme a ellas en consecuencia. En definitiva, mi asignatura pendiente casi desde que me conozco ha sido establecer prioridades. ¿Qué tal se te da a ti?
Yo he probado de todo y por eso, hoy te traigo 5 formas de establecer prioridades, por si eres de los míos y a ti también se te da regular. Eso sí, estas 5 formas están pensadas para que siempre tengas en cuenta la prioridad más importante a la que, bajo ningún concepto deberías renunciar: ser tú mismo, sentirte en tu piel y no saturarte más de la cuenta, tanto, que las prioridades te impidan ser feliz y sentirte libre. Una vez dicho esto, espero que estas técnicas breves te sirvan :)
1. Primero las obligaciones:
Ya lo decía mi madre (y la tuya, seguro): “Primero la obligación y después la devoción”. Y más razón que unas santas tenían, aunque a nosotros no nos entusiasmara mucho la idea. Pero lo cierto es que una buena forma de establecer prioridades es clasificar las cosas entre aquellas que tienes que hacer “por narices” y las que forman parte de tu ocio. Dándole prioridad a las primeras te sentirás mucho más libre a la hora de empezar con las segundas, ya no tendrás prisa y te librarás de esa culpabilidad de “debería estar haciendo X en vez de lo que estoy haciendo ahora mismo…”
2. Alterna cosas prioritarias y no prioritarias como si fueran “premios”:
Una de las fórmulas que más me funcionaban, sobre todo cuando estudiaba, era plantearme pequeño objetivos con cosas que tenía que hacer, y luego premiarme, si los conseguía, con cosas que me gustaba hacer. De esta forma, me automotivaba con mucha más facilidad que si intentaba hacerlo todo de una vez y además, esta técnica me ayudaba a despejar la mente y liberar el estrés.
3. La pirámide de la urgencia:
Ordena todas las tareas que tengas pendientes en una lista que vaya de lo más urgente a lo que puede esperar un poco más. Después, coloca esa lista en una pirámide, de tal forma que lo más urgente ocupe la base y lo que pueda esperar, la cúspide. Ten presente esa pirámide poniéndola en un lugar visible para que, cada vez que la mires, te ayude a visualizar por qué escalón de la pirámide vas y qué tipo de prioridad debes darle a cada una de tus tareas, siendo los escalones inferiores de la pirámide lo más prioritario y los más altos, lo que menos.
4. Los colores:
También puedes agrupar esa lista de tareas pendientes en tu agenda por colores. Señala aquellas cosas que sean más importantes o urgentes, con un color más fosforito y llamativo, para que cada vez que dirijas un vistazo a la página, te llame la atención. Una vez vayas completando las tareas, según el orden de prioridad (primero las marcadas con color y luego las demás), ve tachándolas para que desaparezcan de tu mapa visual de prioridades.
5. Prioridades A, B y C:
Clasifica tu lista de tareas con las letras A, B y C, de tal forma que A sea “imprescindible hacer”; que B sea “debe hacerse” y que C “deseable hacer”. De tal forma que clasifiques tus tareas en tres niveles de valor, que van desde las cosas decisivas (esas que no puedes dejar de hacer, las imprescindibles); las tareas de valor medio (son importantes de hacer, quizá no tan urgentes o tan importantes como las imprescindibles, pero tampoco puedes olvidarlas) y las que son de un valor inferior (como actividades de ocio o más divertidas, que podrían eliminarse o posponerse).
¿Y tú? ¿Cómo estableces tus prioridades?
Hasta el lunes, almas cándidas ;)
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