Nuestro primer día en Rumanía (3° de viaje) nos llevó hasta la segunda cueva glaciar más grande del mundo, cerca de Scarisoara. Llegar no fue nada fácil, los últimos 7 km de carretera fueron el trayecto más difícil de nuestras vidas, nos llevaron más de una hora.
En el (podéis verlo en este primer post del viaje ya comenté nuestro desencuentro con el estado de las carreteras y otros aspectos que hacen bastante difícil un viaje por carretera vídeo) Pero en este caso la dificultad no estuvo en esos aspectos sino en lo estrecho de la carretera de montaña que conduce hasta la cueva. Hay que tener en cuenta que llevamos un vehículo de 7 m de largo y 2'3 m de ancho.
Según Google maps se tarda media hora en hacer el recorrido en coche. 30 minutos para 7 km. ¡Imaginaos en AC! 😖Probablemente también tuvimos algo de mala suerte y fuimos a cruzarnos con los coches en los puntos más difíciles del recorrido, donde apenas había sitio para apartarse; nos las vimos realmente canutas en muchos casos para pasar sin dejarnos el lateral de la autocaravana contra el quitamiedos, teniendo que maniobrar adelante y atrás hasta pegarnos lo más posible para que los coches que bajaban pudieran pasar. El camino tiene apartaderos de vez en cuando, pero al ser una carretera con curvas cerradas y boscosa es imposible ver lo que te espera hasta que no te lo encuentras y con frecuencia nos topábamos con los vehículos que iban en la otra dirección cuando no había ninguna escapatoria posible. Por otro lado, debido a tanta maniobra, íbamos haciendo un tapón que nos obligaba a quitarnos de en medio cuando alcanzábamos un apartadero, para dejar que los coches nos adelantasen y no entorpecer la circulación.
Cuando finalmente alcanzamos el parking, mi marido, que conducía, estaba literalmente extenuado, pero solo quedaba media hora para el último pase de visitas, así que nos pusimos ropa de más abrigo (la temperatura dentro es de 0°) y nos dirigimos a la cueva.
El aparcamiento es un prado a unos 10 minutos de camino de la cueva. Allí un simpático chaval de unos 10 años se nos acercó corriendo para explicarnos (chapurreando inglés) que por aparcar eran 5 Lei y si queríamos dormir allí 10 lei (2'40 €) y dónde pagarlos.
Ya habíamos tenido suficiente conducción por ese día así que elegimos la segunda opción. Allí pasamos la noche, completamente solos pero bastante tranquilos salvo por el incesante ladrido de los perros durante toda la noche (pronto descubriríamos que esto es un clásico de Rumanía, hay muchos perros sueltos y suelen pasarse las noches ladrando)Llegar hasta la venta de entradas supone un corto recorrido a pie en subida por un camino de tierra. La cueva está a más de 1200 m de altitud.
El horario de visitas es de 9 a 17 pero el acceso es por grupos de unas 30 personas, así que al comprar los tickets nos pusieron la hora a la que accederíamos, en nuestro caso solo 10 minutos después. Dos entradas de adulto y una de estudiante nos costaron 7'3 €.
Llegada la hora un hombre dirigió unas palabras en rumano al grupo y abrió la puerta que daba acceso a las empinadas escaleras que llevan a la entrada de la cueva. Tened en cuenta que no hay otro modo de acceso, estas escaleras hay que bajarlas y después subirlas de regreso; si vas con bebé lo mejor es llevarlo en una mochilita o un portabebés pues necesitarás las manos para agarrarte a la barandilla ya que algunas zonas del recorrido tienen hielo y están resbaladizas.El acceso a la cueva es tan espectacular y las expectativas eran tan grandes (por aquello de ser la segunda cueva glaciar más grande del mundo) que la decepción una vez dentro fue bastante. Una pasarela elevada de unos 250 metros de longitud es todo el recorrido visitable. La mayoría discurre por lo que llaman "el gran salón" que tiene una altura de 78 m.
Una pequeña incursión en otra cavidad desde la que ver el hielo glaciar formando estalagmitas y de nuevo al gran salón para salir al exterior.Dicen que las comparaciones son odiosas y en nuestro caso fueron, sin duda, el motivo de la decepción. Conociendo la espectacular Eisriesenwelt de Austria, la cueva de hielo más grande de la tierra, cuyo recorrido es toda una aventura y un asombro para la vista, esta nos dejó más bien indiferentes. Nuestra conclusión: venir aquí en autocaravana no mereció la pena, demasiado tiempo invertido y sobretodo demasiado estrés al volante para tan poca recompensa.
Para terminar el día dimos un paseo por estos hermosos montes de Apuseni que forman parte de los Cárpatos.Estábamos tan escaldados con nuestra subida hasta aquí que nos pusimos el despertador a las 6 de la mañana (7 en Rumanía) para poder recorrer la carretera de bajada sin cruzarnos con ningún coche. Por suerte, misión conseguida. Las entradas nos costaron 18 € (30 lei x adulto y 15 estudiante); tenéis más datos sobre horarios, actividades, etc. en este enlace:
Nuestro siguiente destino es la mina de sal de Turda a 120 km. La carretera no nos pareció muy buena, pero en vista de lo que veríamos al día siguiente puedo decir que estaba bastante aceptable. Llegamos allí 2 horas y 50 minutos después y, gracias al madrugón, no muy lejos de la hora de apertura (las 9) con lo cual no tuvimos problemas para aparcar ni hubo que esperar mucha cola. Sin embargo c uando salimos, a las 12:30, estaba abarrotado; hay que tener en cuenta que aparte de ser julio era domingo y esta es una atracción visitada principalmente por los propios rumanos. La mina tiene parking de pago pero no es muy grande y no lo aconsejo para una AC, además a solo 600 m hay una explanada de tierra que sirve también de aparcamiento y es gratuito (46°35'15"N 23°47'33"E)
Salina Turda.
Nos costó 11 € la noche, que pudimos pagar directamente en Euros.
En Austria las autopistas son de pago, en la frontera tuvimos que comprar una viñeta que se coloca en el parabrisas. La opción más barata es comprar la de diez días (8 €) al ir y otra vez al cruzar de regreso. En Hungría, sin embargo, sale más barata la opción de comprar la de un mes por 40 €, para la ida y la vuelta, ya que las de una semana son 25 €. No te dan pegatina sino que funciona electrónicamente, toman la matrícula y te meten en el sistema, recibes simplemente el recibo de pago. En Rumanía la mayoría de carreteras principales son de pago, así que para moverse por el país es imprescindible. El sistema también es electrónico y por un mes nos cobraron 10 €.
En nuestro camino hasta Rumanía pernoctamos un par de veces:
- En Alemania cerca de la frontera con Austria, en Freilassing. En su día allí había un área, lamentablemente lo han quitado pero hay un aparcamiento donde pasamos la noche junto con otras 4 ACs. 47°50'24"N 12°59'07"E
- En Hungría, en Poroszló, en un P de tierra detrás de un hotel-restaurante. 47°38'58"N 20°40'21"E Allí pernoctamos, junto con una furgo.
Antes de hacer noche paramos cerca de Budapest, en Piliscsev. Allí hay un concesionario de autocaravanas que ofrece espacios gratuitos con electricidad, agua, WC. 47°40'29"N 18°47'23"E
Y si no conocéis Budapest mi recomendación es que la incluyáis en vuestro recorrido. Sería una pena hacer un viaje de tantos kilómetros y perderse esta hermosísima ciudad.
Próximo post: Monasterio de madera de Barsana, Iglesia pintada de Voronet y desfiladero de Bicaz.