Revista Psicología

Cuicuilco’s lifestyle

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
Cuicuilco’s lifestyle

El subdesarrollo consume tu vida en solucionar cosas básicas. No tienes tiempo para pensar, reflexionar y reinventar tu propia realidad cuando vives en modo legendario. Sales a la calle y solo ves un montón de gente igual que tú, enajenada, desconectada del mundo real, como si vivieras dentro de la caverna de Platón. Problematizar sobre el mundo y cuestionártelo bajo estas circunstancias es como abrir la caja de Pandora y desencadenar una lógica de pensamiento que solo te causa dolor. Mientras menos capacidades intelectuales desarrolles más probabilidades de ser feliz tienes, no existe descripción más grafica de infelicidad.

Gastas tu única vida en satisfacer necesidades biológicas, como si el hombre nunca hubiera evolucionado y las sociedades con él. Aspiras a simplezas porque no tienes derecho a nada más y lo que llamas privilegios es apenas una normalidad en cualquier país medianamente desarrollado. El hombre subdesarrollado es resilente por ley natural, podemos decir quees una adaptación de la especie a las condiciones de vidas que ya están históricamente dadas y que necesariamente debes aceptar.

Cuicuilco’s lifestyle

El fatalismo geográfico existe, de cierta forma lo sabes, y si no lo sabes ... lo imaginas. Si al menos las leyes naturales estuvieran a tu favor nunca te hubieran enviado este calor. ¿Paraíso? Es una pregunta y no una afirmación, quien decidió esa estrategia de marketingclaramente vive refrigerado y pretende venderle el cajetín aotro tan o más refrigerado que él. Piensas como vives, un tanto para Marx y su sujeto histórico. Tuscondiciones económicas determinan inevitablemente tu ideología como ser social y todo esto pasa ante tus ojos de manera imperceptible. En teoría pudieras subvertir tu propia realidad pero no lo haces, te quedas inmóvil, inmerso en tu absurda y mediocre cotidianidad. Tu vida es un loop martirizado y martirizante y tu única salida a modo de lejana utopía realizablees huir de la caverna para no volver jamás.

Fotos a cargo de Karell Arzola


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