Como budista, y por puro sentido común, trato de no hablar del pasado. Sé que está ahí, es parte de mi y es lo que me forjó para ser lo que soy en este momento. No le huyo y lo acepto con amor.
Pero son las lecciones las que no se olvidan, el aprendizaje es perenne.
Luego de haber vivido con obesidad por más de 30 años, me llenó de tristeza saber que México ocupa el primer lugar en obesidad del mundo. Esto apareció ayer en las noticias por todos lados.
Yo sé lo que es luchar diario contra la comida, contra la culpa. Sé lo que es tener hambre y antojo las 24 horas y que jamás termine. Sé muy bien lo que es intentar una y otra dieta, para nunca ver resultados. Sé lo que es matarse haciendo ejercicio por meses o años, sin que el peso ceda un sólo gramo.
Así que esta noticia me comprimió el corazón porque más de 120 millones de personas viven con la salud al límite debido a la obesidad.
Sin embargo, así como viví los horrores de la gordura, también pude vencerla. Y lo logré cambiando la forma en la que me relacionaba con la comida.
La comida es medicina para mi cuerpo. Punto. Es lo que me permite seguir adelante. Si tengo un cuerpo fuerte y sano, le soy útil al universo y puedo tener una vida plena.
Fue hasta que vi una foto mía, que me invadió una tristeza tan enorme, que decidí tomar el control de las cosas. Ahí cambió la vida para mi.
Y comencé a leer, a documentarme. Si he sido nerd toda mi vida y he usado esos superpoderes para perder el tiempo, ¿porqué no usarlos para rescatar mi trasero de mi mismo?
No soy nutriólogo ni experto. No pienso relatar lo que hice para cambiar mi vida. Es irrelevante.
Esto es lo que importa:
No soy nada. No soy nadie. Soy una persona cualquiera. Si yo pude, cualquiera puede.
Es cuestión de entender que bajar de peso no es asunto de estética. Se trata de salud y calidad de vida.
Este verso Zen me ha ayudado mucho a entender y lo comparto. Lo recito en la mente antes de poner comida en mi boca:
Gatha de la Comida
Esta comida llega a mi
gracias a los esfuerzos de todos los seres vivos
pasados y presentes,
y es medicina para mi práctica.
Ofrezco este alimento de muchas virtudes y sabores
al Buda, al Dharma y a la Sangha,
y a toda la vida en cada reino de la existencia.
¡Que todos los seres vivos del universo
se nutran de manera adecuada!
Si meditas con ese gatha y lo entiendes línea por línea, te ayudará a tener consciencia de lo que comes. Te permitirá entender y comenzar a buscar tu propia cura.
Es de sabios pedir ayuda, por supuesto. Puedes acudir a los profesionales como mis grandes amigas Ana y Estela. Son maravillosas y son un faro en la oscuridad.
Por favor cuida tu cuerpo. No dejes que la mercadotecnia capitalista decida tu nutrición.
Toma el control de tu vida. Hoy. Aquí y ahora.
Y ayúdame a que la obesidad se disminuya en todo el mundo.