Revista Deportes
Desde que la tecnología Whats-App ha irrumpido en nuestros teléfonos móviles y por ende en nuestras vidas todo ha cambiado. Lo que antes se convertía en facturones en llamadas y mensajes, sobre todo cuando llegaban las fiestas, ahora "sólo" con pagar nuestra cuota mensual de acceso a internet en nuestros terminales nos hace ahorrar bastante dinero además de que convertimos en inmediatas nuestras necesidades de expresión y comunicación. Todos nos hemos vuelto locos utilizando casi indiscrecionalmente este nuevo formato de comunicación. Todos, también, tenemos nuestros grupos además de cientos de contactos que facilitan el ahorro y la inmediatez de todo cuanto nos tenemos que hacer saber, aunque.........tiene unas negatividades muy fuertes que pueden llegar a ser muy dañinas.¿Quién de nosotros no ha mirado, aunque sea un momento, el móvil mientras conducimos al encenderse la lucecita de alerta?, o, ¿cuantos de nosotros no ha interrumpido maleducadamente una conversación o ni siquiera ha llegado a entablarla por atender el silbidito que proviene del móvil anunciándonos que tenemos un wasap?. O, incluso, lo peor desde mi punto de vista, en los mensajes que nos cruzamos hay una componente no verbal que no es visible y que puede llevar a malos entendidos. No es lo mismo escuchar una frase de un amigo mientras te pone la mano en el hombro y te sonríe que verla escrita en tu móvil. Estos malos entendidos dan lugar a, quizás, una cascada de contestaciones y apreciaciones que no tendrían lugar si esta conversación se desarrolla cara a cara mirándonos a los ojos.Pensemos que una frase mal entendida o mal expresada puede dar lugar a la ruptura de una amistad de toda la vida o quién sabe si algunos otros asuntos mucho más graves.Seamos reflexivos antes que intuitivos para toquetear el teclado de nuestros terminales y utilicemos racional, educada e inteligentemente esta tecnología si no queremos que la factura de nuestras palabras nos cueste cara.