Revista Salud y Bienestar

¡Cuidado con los chantas! Estudios al banquillo

Por David Ormeño @Arcanus_tco

Que el timerosal causa autismo, pero no lo causa. Que el café es cancerígeno, pero también lo previene. Pareciera que los estudios científicos dan para todo ¿Debemos seguir creyendo en ellos?

"Las conclusiones erróneas últimamente son una plaga en los estudios científicos", lanza a quemarropa este artículo en The Daily Californian. Así como en el caso del Timerosal, hay muchos otros temas que se han visto en un huracán de opiniones encontradas, con numerosos artículos a favor y en contra, donde un humano común difícilmente puede discriminar qué tiene real sustento y qué no. "Es tal la presión del círculo académico por publicar estudios, que la gente termina por sentir que producir investigaciones que parezcan 'publicables' es más importante que producir investigaciones 'creíbles'", concluye. Suena escandaloso, pero tiene sentido y llevamos un par de décadas comprobándolo. De hecho, hace pocos días una publicación interuniversitaria alojada en la revista Science reveló cuáles son las equivocaciones más comunes que cometen los investigadores, ya que se están haciendo cada vez más habituales y no muchos parecen reparar en la gravedad que esto encierra. ¿Ejemplos? Pocos estudios contemporáneos transparentan cuántas veces se ejecutó el mismo experimento, cuáles fueron la totalidad de los datos recabados (no sólo los que "les servían") y, la peor de todas, cuál era exactamente la hipótesis original. Así, las conclusiones confusas o incorrectas están a la orden del día. La idea de la "Berkeley Initiative for Transparency in the Social Sciences" -comunidad detrás de esta publicación en Science - es que se deben estipular algunos lineamientos generales para lograr directrices más estrictas que mejoren la precisión de los resultados, situación que se requiere masificar con urgencia dada la preocupante proliferación de trabajos dudosos.


Volver a la Portada de Logo Paperblog