Diariamente podemos encontrar multitud de mensajes a través de la radio, la prensa, internet o nuestro propio banco en los que se nos aconseja dónde invertir mejor nuestro dinero, prometiéndonos en muchos casos rentabilidades sorprendentes. Antes de confiar en alguna de estas recomendaciones, deberíamos tener presente la regla nº 1 del buen inversor…
“INVIERTE SOLO EN AQUELLO QUE COMPRENDAS A LA PERFECCION”
Hay productos financieros que son de bajo riesgo, como los depósitos bancarios o los bonos del estado, que son fáciles de comprender por cualquier persona y simplemente tenemos que comparar las condiciones de los distintos productos que hay en el mercado para poder elegir entre uno u otro. El problema surge cuando se recomienda al público en general invertir en productos más complejos, como fondos de inversión, acciones o incluso productos derivados (opciones financieras, futuros, warrants, forex,…)
Es habitual ver a gente corriente seguir los consejos de inversión de un analista bursátil simplemente porque parece que sabe de lo que habla, inspira confianza o porque presume de haber acertado otras veces si las acciones de determinada empresa iban a subir o bajar. Lo mismo ocurre cuando nos dejamos aconsejar por los comerciales de las entidades bancarias, que en algunas ocasiones nos ofrecen invertir en productos complejos porque, entre otras cosas, su sueldo depende de ello. Para poder realizar este tipo de inversiones, antes debemos adquirir los conocimientos suficientes como para poder elegir y decidir la inversión por nosotros mismos o, cuando escuchemos la opinión de un analista, ser capaces de rebatirla o discutirla con él.
Hay productos de inversión que, sin ser complejos, debemos informarnos sobre sus posibles riesgos. Todos conocemos el caso de NUEVA RUMASA, que ofrecía por televisión pagarés al 10 % de interés pocos meses antes de irse al garete.
Cada vez que leamos o escuchemos algún consejo de inversión debemos tener en cuenta que quien nos lo propone lo hace normalmente en su propio interés. Muchas veces le dará igual si perdemos o ganamos con nuestra inversión. Es más, en multitud de ocasiones hemos visto a grandes instituciones financieras beneficiarse con las pérdidas de los pequeños inversores que siguieron las recomendaciones que ellas mismas difundieron.
En cualquier caso, tampoco debemos olvidar que existen otras alternativas de inversión fuera de los mercados financieros, como la creación o la compra de un negocio, la inversión inmobiliaria, etc., que nos proporcionan más elementos a nuestro alcance para poder determinar el riesgo que asumimos, los posibles beneficios, la liquidez de la inversión,...