Vaya revuelo se ha ocasionado el artículo anterior acerca del boicot a Mercadona a consecuencia de si dona o no dona al Banco de Alimentos. Y me alegro de haber despertado debate.
A raíz de los cientos de tweets y otros comentarios en diferentes redes sociales que mencionaban el artículo la visión de su contenido ha derivado hacia un debate más interesante, y necesariamente derivado: la reputación on line.
En este sentido desde las cuentas que Mercadona tiene en Twitter me afirman con mención pública que sí tienen un gabinete 24×7 invitándome a visualizar sus tweets publicados en las horas siguientes al ciber terremoto provocado por el programa Salvados de Jordi Évole.
@MercadonaFans y @MercadonaSuper habían publicado decenas de tweets esa misma noche anunciando sus colaboraciones con el citado banco. Al día siguiente se firmaron diversos acuerdos en esta línea que fueron publicados en diferentes medios (ver aquí).
Dejando de lado si las cuentas actuaron bien o mal y si los community manager de Mercadona estaban preparados o no para la gestión de una crisis de ese calibre (lo dejo a criterio del usuario) el tema deriva hacia la necesidad de que no sólo ellos, sino todas las empresas que mantienen una clientela tan enorme y variada estén preparadas para en estos casos no ser víctimas sino tomar la iniciativa.Es cierto que desde Mercadona me han respondido y llamado la atención entre otras cosas para que, si lo estimo adecuado, pueda hacer estas precisiones públicamente, que realizo gustosamente. Y esto significa que algo hay.
Ahora habrá que girar la cabeza hacia el poder como Influenciador de determinadas personas y determinados medios para valorar si lo que se emite por televisión debe pasar antes una prueba de verdad o si todo vale.
El Influenciador sabe que conecta su cadena entre Mavens (gestores de opinión e información) y Conectores o distribuidores, y las noticias entonces vuelan casi a la velocidad de la luz.
El caso a buen seguro va a adquirir una importante notoriedad como Case Study de Reputación On Line. Ahí queda.