Antes quisiera resaltar, como punto de atención, lo importante que es adquirir estos hábitos. Cuidarnos debería ser un deber del ser humano. El Universo nos ha regalado nuestra vida y tenemos el deber de cuidarnos por encima de cualquier cosa. Cuando nos atendemos estamos contribuyendo al proceso evolutivo y colaborando con la humanidad.
He comprobado personalmente que mucha gente no sabe cómo cuidarse, cree que comprándote cosas que te gustan o haciendo lo que quieres estás cuidándote y eso es solo una pequeña parte de lo que significa el verdadero cuidado de uno mismo.
En este trabajo distingo tres partes claramente diferenciadas pero que están muy relacionadas entre sí, la parte cognitiva, la física y la conductual. En esta ocasión voy a comentar lo referente a la parte física.
Esta área corresponde a nuestro cuerpo físico, a lo material de nuestro ser, la piel, los huesos, los órganos, los músculos, etc... y las relaciones existentes entre todos ellos.
Si nos preocupamos por dar a nuestro físico todos los nutrientes necesarios para su desarrollo estaremos contribuyendo a su bienestar.
El cuerpo libera unas hormonas que tienen mucho que ver con nuestro estado de ánimo.
Unas de las más conocidas es la serotonina y las endorfinas. La primera nos ayuda a regular el sueño, a controlar algunos estados emocionales y algunos procesos corporales. La segunda, también conocida como la hormona de la felicidad, permite calmar a nuestro cuerpo y tienen la capacidad de actuar en el cerebro para disminuir la ansiedad y aumentar la sensación de bienestar. Las endorfinas tienen una gran influencia en la modulación del apetito.
Además de todo esto, estas hormonas fortalecen nuestro sistema inmunológico protegiéndonos de enfermedades.
Con todo esto podemos entender lo importante que son estas hormonas para nuestro organismo. Hay muchas más que ejercen su influencia en el cuerpo y son necesarias para el buen funcionamiento del cuerpo.
¿Cómo podemos aumentar los niveles de estas hormonas y estimular su producciòn? Pues sencillamente atendiendo a nuestro cuerpo y haciendo actividades que nos produzcan felicidad y alegria. Por ejemplo:
- Alimentarse adecuadamente: reducir el consumo de grasas, aumentar las vitaminas y minerales y mantener el peso adecuado.
- Hacer ejercicio físico: nadar, correr...
- Practicar la relajación: yoga, etc.. En otra entrada escribí sobre La relajación
- Hacer cosas nuevas, tener proyectos, viajar...
- Mantener relaciones sexuales.
- La lactancia materna.
- Masajes, contacto físico..
- Reirse mucho...
- Estar en contacto con la naturaleza
- Pasar tiempo con amigos, hijos o con aquellas personas que saquen lo mejor de nosotros.
- Escuchar música
- Bailar
- Recordar momentos felices
- Evitar el aburrimiento
- Tener un hobby
- Descansar lo suficiente
- Abandonar el consumo de tabaco
- Moderar el consumo de alcohol
- Hacer aquellas actividades que nos hagan ser más felices.
Todo esto es parecido al cuidado de nuestros pensamientos, si la mayoría de las actividades que realizamos nos hacen sentirnos más a gusto, entenderemos que nos sintamos bien la mayor parte del tiempo. Si por el contrario, hacemos pocas actividades placenteras, es normal que nos sintamos mal o tristes. Tras esto, es fácil entender que es necesario estar atento a cuántas ocupaciones placenteras desarrollas y en función de esto valorar si debemos hacer un cambio en nuestra vida.
Haz todo aquello que libere estas hormonas y contribuye con tus actividades diarias en tu felicidad.
Te deseo una semana llena de actividades placenteras!!
Ya sabes, espero tus impresiones...