Es mi culpa, ni lo escondo ni lo niego:
soy experto en la tontura, el disparate,
en romperme cada vez que estoy entero
y pensarme que estoy libre del desastre.Así afirmo que es mi culpa el desnudarme
de las mil espinas de cristal que defendían
al detalle, de crecer a la fuerza de tropiezos
y que debo otra vez pegarlas, aunque sangre.Soy tan culpable de soñar con un futuro
cuando, la verdad, el presente es estandarte
de lo poco que he logrado hasta el momento
y bastión de ganas muertas que renacen.Es mi culpa, mi grandísimo pecado,
el crearme cien castillos por los aires:
más me vale enterrarme bien las piernas
que flotar en las ráfagas salvajes.De seguro voy mañana al desconsuelo,
a romperme la carita sucia en el asfalto,
pero hoy quiero jurar, aunque me falle,
que de hierro y sal será pasado mi rearme.–Álex Padrón, enero 2025
