Cultivo de GerberasNombre científico: Gerbera jamesonii
Familia: Compositae (Compuestas)Las gerberas son herbáceas, con hojas alargadas cuyos bordes poseen hendiduras, y su tamaño (en caso de estar cultivada en un suelo óptimo) puede alcanzar los 30-35 cm. Sus tallos son largos, simples, delgados y sobre todo muy fuertes lo que las transforma en una flor ideal para arreglos florales. Son plantas muy interesantes para todos los jardines ya que se caracterizan por una abundante floración que en condiciones adecuadas puede durar todo el año Sus flores son parecidas a “grandes margaritas” de colores sumamente vistosos y tallos largos. Veremos mas adelante que no tienen nada que ver con las margaritas. Hay varias variedades que se comercializan en nuestro país, pero se conocen cerca de 40 especies en el mundo entero.
Su cultivo no es de los mas simples, pero si respetamos las condiciones adecuadas, seguramente disfrutaremos su color durante mucho tiempo. Son sensibles al ataque de hongos por lo que el suelo donde las coloquemos deberá ser liviano y aireado, lo que a su vez permitirá que la planta pueda desarrollar ampliamente su raíz. No son atacadas por hormigas lo que es una verdadera ventaja.
El suelo deberá tener un muy buen drenaje, buen contenido de materia orgánica y además deberá tener un pH ácido. Para ello es útil colocar turba en el sustrato de plantación o conseguir sustratos adecuados para helechos u hortensias que tienen este pH. Si el pH es mayor a 7 las plantas crecerán poco y manifestarán una marcada clorosis en sus hojas. Se recomienda abonar dos veces al año, preferiblemente con estiércol bien fermentado o con humus de lombriz, en primavera y en otoño.
Algunas variedades resisten bien las heladas pero, por lo general, en épocas invernales deberemos proporcionarles cierta protección.
El agua de riego debe ser con bajo contenido de sales, y deberá evitarse en encharcamiento en todo momento. No es bueno mojar las hojas durante el riego ya que al mojarlas favorecemos el ataque de diferentes hongos y la aparición de plagas.
La propagación se realiza principalmente por semillas, tarea que no es demasiado simple, y es fundamental que las semillas sean plantadas inmediatamente después de la cosecha. Se recomienda plantarlas en almácigos realizados con una mezcla de tierra negra fértil y resaca en el mes de marzo o en primavera. Alternativamente se pueden propagar por división en matas.