En la actualidad, se puede afirmar que no existe un mercado maduro de biomasa que permita garantizar con antelación el suministro a largo plazo de las Plantas de Biomasa. La cadena logística de suministro no está definida con certeza, ni en cuanto al coste, ni en cuanto a los componentes de la misma y la dispersión de la propiedad de la biomasa complica la consecución de contratos de garantía de suministro.
Los “cultivos energéticos” son aquellas especies y variedades vegetales, herbáceas o leñosas, cuyo principal objetivo es la producción de biomasa con fines energéticos. Esto supone un nuevo enfoque de la agricultura denominada “Agroenergética”. Las principales propiedades de estos cultivos son:
· Especies y variedades específicas seleccionadas para la producción de biomasa
· Valoración por el contenido energético de la biomasa producida
· Balance energético positivo
· Mejor balance medioambiental por requerir menos inputs
· Posibilidad de utilizar con fines energéticos, toda la biomasa cosechable.
· Posibilidad de reciclar los elementos minerales producidos en los centros de transformación, para abonar los campos de cultivo.
Actualmente los cultivos energéticos son ya una realidad en algunos países, principalmente en Brasil y Estados Unidos, que centran la producción de caña de azúcar y maíz, respectivamente, para la obtención de etanol para carburantes de automoción. En Europa también se está desarrollando esta actividad, siendo en la actualidad el etanol de remolacha y los ésteres derivados de aceites vegetales los biocarburantes de mayor desarrollo. Asimismo, los cultivos leñosos (chopos, sauces…) y herbáceos (sorgos, cereales…) de corta rotación para aplicaciones térmicas (calor y electricidad) se están desarrollando en algunos países del centro y norte de Europa.
Según la propuesta de la Unión Europea, 45 millones de toneladas equivalentes de petróleo deberían proceder de cultivos energéticos y producidos en 10 millones de hectáreas de tierras comunitarias para el 2010 (Libro blanco de las Energías Renovables). Un total de 40 Mtep pertenecen a otros tipos de biomasa, tales como residuos madereros, agrícolas y forestales, ganaderos, industriales, lodos de depuradoras y la fracción orgánica de los residuos sólidos urbanos (FORSU). Es decir, los cultivos energéticos representan la mitad del total de la biomasa como fuente de energía.
Nuevas aplicaciones tecnológicas como la biogasificación de biomasa para la obtención de gas metano o la producción de biocarburantes de segunda generación mediante cracking catalítico, sumadas a las ya existentes de gasificación y combustión, hacen del uso de cultivos energéticos una materia prima potencialmente importante para la consecución de los objetivos marcados en el PER (Plan Nacional de Energías Renovables) donde se expone que la biomasa deberá aportar un 60 % del total de energías renovables en 2010.
La agroindustria que se está generando paralelamente al desarrollo de ciertas energías renovables, tales como la biomasa y los biocarburantes, hace que los instrumentos tradicionales usados en las labores culturales de sembrado, segado, empacado…, precisen de ciertas mejoras para adecuarlos a las características que estos nuevos cultivos poseen. Las diferencias de estos nuevos cultivos energéticos serían:
· Mayor densidad de siembra y plantas por hectárea.
· Mayor altura y porte (> 4 metros)
· Mayor diámetro del tallo y contenido en celulosa, por tanto, tallos más duros
· Mayor grado de humedad.
· Uso de especies y variedades específicas, tales como el sorgo, maíz, girasol y cereales de invierno forrajeros cultivados en condiciones especiales, pero con el fin de obtener biomasa.
La mecanización de los cultivos energéticos aún no se ha resuelto de manera satisfactoria no habiéndose desarrollado suficientemente la maquinaria específica, sobre todo a lo que se refiere a la recolección. La maquinaria utilizada hasta ahora es la convencional utilizada en cultivos similares que se debe ir adaptando para aumentar su eficiencia.
Actualmente la mecanización de estos cultivos es uno de los principales campos de investigación en los que se trabaja. El afianzamiento del uso de cultivos energéticos pasará por poner a punto la maquinaria necesaria, siempre que los rendimientos que se obtengan resulten satisfactorios.
Todas estas razones confirman la enorme dificultad en la fase de recolección que supone la labor de siega de la biomasa de estos nuevos cultivos energéticos con maquinaria agrícola convencional. Según un estudio realizado en la Junta de Andalucía se determina que “respecto a otros aspectos tecnológicos como la disponibilidad de maquinaria específica, se ha podido constatar que las mayores dificultades aparecen durante la fase de recolección. En muchos casos la mecanización es complicada, y en la mayoría de los cultivos se requiere la adaptación de maquinaria convencional para realizar la recolección.” (Estudio previo para la implantación de un Plan de cultivos energético; Consejería de Agricultura y Pesca, Junta de Andalucía)
Es necesario, por tanto, continuar con los estudios de I+D que generarán una mejora de la logística de la biomasa, disminuyendo la amortización de los equipos, los costes de transporte y garantizando el suministro.