Hola, Graminoleños.
Viajamos hoy de nuevo a la mágica década de los 80 y hasta el Reino Unido para centrarnos en la breve pero exitosa carrera de uno de los grupos más significativos del panorama musical internacional de aquella época. Fueron grandes protagonistas y no solamente por su música, sino que su imagen y el carisma de su vocalista y líder indiscutible marcarían cierta tendencia.
Gustos aparte, si nos centramos en lo que fue la New Wave y el movimiento de los Nuevos Románticos a todos se nos vienen inmediatamente a la imaginación de manera inmediata Spandau Ballet, Duran Duran y como tercera pata del banco los protagonistas de “La Graminola” de hoy: Culture Club.
Y hablar de Culture Club es hablar claramente de Boy George, figura sin la que es imposible entender lo que fue la música de los 80. La imagen maquillada, con unos peinados peculiares y llenos de colorido y ropa femenina no dejarían indiferentes a nadie y es parte clara de la historia de la música del pop.
El grupo vería la luz en el año 1982 cuando el batería John Moss, tras abandonar The Damned, uniría sus fuerzas con el mencionado Boy George, el guitarrista Roy Hay y el bajo Mike Craig. La competencia era feroz en aquella época habida cuenta de la gran creatividad que existía y la diversidad de estilos que los músicos ofrecían, por lo que sus comienzos fueron un poco complicados, dando tumbos sin acabar de encontrar la manera de llegar al público.
Como tantos y tantos grupos, para intentar abrirse camino en el mundo de la música publicarían algunos sencillos con el objeto de llamar la atención del público y de esta manera lograr un buen contrato con alguna discográfica que les llevara a grabar su primer larga duración. Hasta en dos ocasiones tocarían en hueso.
Su primer sencillo en el mercado llevaría el título de “White Boy” y lo cierto es que pasaría con más pena que gloria, totalmente desapercibido para el público.
De manera casi inmediata se produciría un nuevo intento de calar en el público, aunque nuevamente se llevarían una gran decepción. Si bien lograron mejores resultados que con su primer sencillo, los resultados de ventas que obtuvieron con “I’m Afraid of Me” tampoco serían significativos. Las cosas se ponían difíciles y el desánimo empezaba a aparecer.
Sin embargo, un golpe de suerte en forma de una canción bastante original iba a ponerles en circulación y de qué manera. A finales de ese mismo año 1982 publicarían un sencillo que mostraba un tremendo contraste en su melodía al mezclar unos ritmos claramente reggae con un estilo de balada que llamarían poderosamente la atención. La imagen de George haría el resto y les auparía a lo más alto de las listas británicas. Por supuesto me estoy refiriendo a su auténtica carta de presentación que no es otra que “Do You Really Want to Hurt Me?”
La imagen del vocalista causaría un tremendo revuelo. Y es que como ya os he contado en distintos artículos de “La Graminola”, las peculiares vestimentas y el repetido uso de maquillaje y tintes de pelo, señas de identidad de los artistas vinculados sobre todo al Glam-Rock o a la New Wave no serían aptos para todos los paladares. Si a eso le sumamos su aspecto en ocasiones andrógino … pues eso, que a muchos no acababa de encajarles. Cosas de la época.
El éxito de esta canción fue tal que de manera inmediata, ya en el año 1983, llegaría la publicación de su primer álbum, titulado “Kissing to Be Clever”, que gracias al éxito de “Do Your Really Want to Hurt Me?” obtendrían unas grandísimas ventas, convirtiéndoles en una de las bandas revelación de aquel año.
El éxito sería rotundo y no solamente en Europa, ya que el público norteamericano también se vería atrapado por la música del grupo y por el carisma y la imagen de Boy George. Habían estado muy cerca de arrojar la toalla y sin embargo ahora empezaba a subirse en la cresta de la ola.
De hecho, el disco tendría casi más éxito al otro lado del charco, en gran medida por la inclusión en su versión americana de una canción que no aparecía en la versión europea. Se trata de “Time (Clock of the Heart)” que sería un rotundo éxito en el mercado estadounidense.
Las críticas hacia el disco fueron bastante buenas en términos generales. Los especialistas en la materia destacaban como eran capaces de dar a sus canciones, hechas casi todas ellas para bailar, unos toque de distintos estilos que proporcionaban un sonido especial y bastante particular.
En Estados Unidos se convirtieron de inmediato en una de las bandas más populares del momento, llevándoles a publicar un último sencillo por aquellas tierras que no aparecería como tal en Europa. Se trata de “I’ll Tumble 4 Ya”, que entraría nada más publicarse en los puestos de privilegio de las listas norteamericanas.
Tras el éxito cosechado con su álbum de debut no desaprovecharían la oportunidad y de manera inmediata, sin que transcurriera ni tan siquiera un año desde su publicación, aparecería en el mercado su segundo disco, con el que iban a confirmarse como uno de los grupos del momento.
“Colour By Numbers” saldría al mercado a finales de 1983 e iba a lograr un éxito tremendo tanto en Europa como en los Estados Unidos, llegando al número uno y cosechando un número de ventas solamente alcanzado por los grandes artistas del momento. Estaba claro, Culture Club se habían convertido ya en una de las sensaciones del panorama musical internacional de los 80.
El disco está repleto de grandes éxitos y está considerado como el mejor trabajo de toda su carrera. Uno tras otro los sencillos que fueron apareciendo fueron convirtiéndose en números uno de manera casi inmediata y la figura de Boy George, con todo lo que le rodeaba, se convertiría en una de las más populares del momento.
Lo más curioso sería que el primer sencillo en aparecer no sería el de mayor éxito y quedaría bastante por debajo en cuanto a popularidad con respecto a cualquiera de los que saldrían con posterioridad. Daba la impresión de que quisieron empezar a un ritmo menor para ir calentando al personal.
Se trata de “Church of the Poison Mind”, que sin llegar a las cotas de los sencillos que estaban por venir, obtendría buenos resultados y se posicionaría en general en buenos lugares de las listas de éxitos.
En este disco se incluyen algunas de las canciones más populares de toda su carrera y temas que fueron importantes en la música de los años 80. Pero sobre todos ellos destaca una canción que iba a lanzarles definitivamente al estrellato y que pasa por ser su canción más representativa.
Como muchos os podréis imaginar me estoy refiriendo a “Karma Chameleon”, un tema que no es solamente su canción más conocida y de mayor éxito sino que se convertiría en uno de los auténticos himnos de la música de la maravillosa década de los 80.
Durante su carrera no se caracterizaron, salvo contadísimas ocasiones, en crear canciones con unas letras polémicas o que tratasen temas de actualidad o vivencias personales. Pues bien, “Karma Chameleon” es una de esas excepciones.
La letra de la canción habla de un camaleón, evidentemente, y justamente antes del estribillo dice aquello de “I’m a man without conviction”, o lo que es lo mismo, soy un hombre sin convicción. Queda bastante claro que hace referencia a las vivencias personales de Boy George, su manera de vestir y de intentar mimetizarse como un camaleón.
Y es que la manera de vestir y maquillarse de Boy George no escondía otra cosa más que un profundo complejo de “patito feo” que siempre la había obsesionado y con esa forma de actuar intentaba ocultar como era verdaderamente. Esta falta de autoestima sería la que algunos años después darían al traste con el grupo y le sumergirían en una especie de autodestrucción como veremos más adelante.
Centrándonos en el aspecto meramente musical habría que decir que el disco no tiene desperdicio. El tremendo éxito de “Karma Chameleon” vendría acompañado del del resto de los sencillos que irían apareciendo, predominando la música alegre, jovial, desenfadada y para bailar con una pequeña excepción.
Esta excepción vendría en forma de balada, un terreno menor en la carrera del grupo pero en el cual demostraban moverse a la perfección en las contadas ocasiones en que se prodigaban en este estilo. Su título: “Victims”.
Pero lo mejor, a excepción de “Karma Chamaleon” claro está, vendría al final con los dos últimos sencillos publicados de este segundo disco. Dos canciones hechas para bailar y que se convertirían en auténticas llenapistas, llegando al número uno de las listas de éxitos de todo el mundo y convirtiéndose en dos grandes clásicos de su carrera.
La primera de ellas sería la de más marcado estilo discotequero. Los que seáis de mi generación la recordaréis perfectamente y estoy convencido de que todos y cada uno de vosotros la habréis bailado en su momento una y otra vez. Me estoy refiriendo a la canción más bailable de su carrera: “Miss Me Blind”.
El éxito de esta canción sería tremendo no solamente por sí misma sino por un remix que se haría uniéndola a la que sería publicada como último sencillo y que es de mis preferidas. Me parece una auténtica joya y mezclada debidamente con “Miss Me Blind” es espectacular.
Una canción que lo tiene todo. Ritmo bailable, un inconfundible sonido de teclado, un acompañamiento espectacular del saxo y unos grandes coros. Ni que decir tiene que “It’s a Miracle” es una de las canciones más identificativas de la música de los años 80.
Se encontraban en un momento formidable y las cosas no les podían ir mejor. Desgraciadamente iban a cometer un tremendo error que a la larga iba a acabar con ellos.
Hay que tener en cuenta que no debe ser fácil pasar de la nada al éxito total en apenas un año logrando unas ventas espectaculares con sus dos primeros discos, pero lo cierto es que llevados por la euforia caerían en la precipitación de publicar demasiado pronto su siguiente disco.
De esta manera, en el año 1984 publicarían su tercer disco, titulado “Waking Up With the House on Fire” que significaría un serio retroceso en su carrera y el principio del final del grupo como veremos a continuación.
Cierto es que el listón de “Colour by Numbers” era prácticamente imposible de superar, pero da la impresión de que de haber esperado por lo menos un año más antes de publicar este disco, los resultados podrían habérsele acercado.
Que conste que no estamos diciendo que no vendieran muchas copias de este disco, que no es el caso ya que fueron considerables, pero no se acercarían ni de lejos a las cifras conseguidas por su anterior álbum, cosechando además unas críticas en general bastante negativas.
Para que nos hagamos una idea de la menor aceptación que este disco tendría baste con decir que únicamente una de las canciones que fue publicada como sencillo, concretamente la primera, obtendría un gran éxito llegando al número uno.
Se trata de una de las pocas ocasiones en la que George y los suyos compusieron una canción comprometida y crítica con la sociedad. Se trata de “The War Song”, un tema cuya letra tilda de estúpidos a la guerra y a las personas que la provocan.
Desde el primer momento podía decirse que habían caído en gracia. Su manera de hacer música sin más pretensión que la de divertir y hacer bailar y disfrutar les habían convertido en una de las bandas preferidas de la crítica. Lamentablemente la precipitación en la publicación de este disco repercutiría en su forma de hacer música y la crítica en esta oportunidad no tendría piedad con ellos.
En este primer momento resultaría inexplicable el cambio producido y que canciones como “The Medal Song”, segundo sencillo en publicarse, entraran en las listas de éxito en puestos bastante más bajos de los que nos tenían acostumbrados. Algo empezaba a fallar.
Sus resultados fueron bastante menores tanto en Europa como en Estados Unidos y todo parecía indicar que el grupo había perdido el tirón que había tenido hasta ese instante. Algunos lo achacaron a un pequeño tropiezo pensando que aprenderían del error cometido para sus siguientes discos pero otros verían el comienzo prematuro de su decadencia. No les faltaba razón.
Como si de una premonición se tratase, el tercer sencillo en publicarse llevaría el título de “Mistake number 3”. Creo que no hace falta comentar nada más.
La verdad es que la frescura y originalidad que habían mostrado en su anterior disco brilla un tanto por su ausencia en éste, con unas melodías muy encorsetadas y parecidas entre sí. Pero como siempre sucede en estos casos hay una excepción que a mí me parece digna de destacar.
Se trata de una canción con unos coros y un ritmo que nos llevan a la playa y que se asemejan de alguna manera al sonido que nos proporcionaban los mismísimos Beach Boys. Se trata de “Mannequin”, canción no publicada como sencillo pero que a mí me parece una de las mejores del disco.
Tras esta pequeña decepción saldría a la luz una noticia que iba a explicar de algún modo el retroceso que el grupo había sufrido. Sería en el año 1985, en plena grabación del que iba a ser su cuarto disco cuando se conocería la noticia de la adicción de Boy George a la heroína. Su deterioro físico y mental era más que evidente y con esta noticia se explicaban muchas cosas.
Pese a todo, en el año 1986 saldría al mercado ese nuevo disco, bajo el título de “From Luxury to Heartache”, con el que intentarían recuperar el tiempo perdido y volver a conseguir el favor de sus fans. Lamentablemente no lo conseguirían.
La grabación del disco sería un auténtico calvario. La situación por la que atravesaba Boy George provocaría continuos retrasos, tomando la determinación de grabar primero por un lado la parte correspondiente al resto de los miembros del grupo y cuando la lucidez del vocalista lo permitía ir añadiendo sus partes. Una situación incómoda a más no poder.
Lo cierto es que el disco no recuperaría el terreno perdido pero sí que incluiría una canción, publicada como primer sencillo, que llegaría al número uno y que recordaría los mejores tiempos del grupo. Se trata de “Move Away” y puede considerarse como el último gran éxito de Culture Club.
Los acontecimientos se sucedería uno detrás de otro. La situación de George era alarmante y la posibilidad de salir de gira era un imposible. Su deterioro era bastante evidente y la situación culminaría con una detención por posesión de cannabis. Podría decirse que había tocado fondo, pero lo cierto es que lo peor vendría de inmediato.
Un luctuoso suceso iba a ser la gota que colmaría el vaso. Michale Rudetsky, teclista colaborador habitual del grupo, se había convertido en compañero de adicciones de George y pocos días después de producirse la detención de éste, Michael aparecería muerto en la casa del vocalista de Culture Club. No cabía ninguna duda de que el grupo estaba herido de muerte.
Con estas premisas la remontada de vuelo del grupo se antojaba bastante complicada, más si cabe cuando el segundo sencillo de este disco, titulado “God Thank You Woman” se convirtió en el single menos vendido y de menor popularidad de su carrera. Las cosas no pintaban nada bien.
La situación se tornó insostenible hasta el punto de que aun teniendo prevista la publicación de un nuevo sencillo, ésta no se llevaría finalmente a cabo dado el estado de ánimo del grupo y la situación por la que George estaba pasando.
Como no podía ser de otra manera, el anuncio de la separación del grupo fue inmediato, aunque George comunicaría que iniciaría su carrera en solitario rapidamente, una carrera errática, con algún éxito menor en sus primeros momentos para sumergirse finalmente en una época oscura, llena de incidentes desagradables, varias detenciones por posesión de estufacientes y condenas varias para cumplir servicios comunitarios.
Como en tantas y tantas ocasiones, los chicos de Culture Club no pudieron resistir la tentación de reunirse años después e intentar recomenzar donde lo habían dejado. Sería en el año 1998 cuando grabarían un tema para un disco conmemorativo de la cadena televisiva VH1 titulado “I Just Wanna Be Loved”, un tema con un marcado ritmo reggae.
Habida cuenta de que la carrera en solitario de Boy George se había estancado definitivamente y de que el resto de los miembros del grupo apenas habían realizado alguna que otra tarea de colaboración con otros artistas, decidirían probar suerte con la publicación de un nuevo disco, aunque lo cierto es que suerte lo que se dice suerte no es que tuviesen mucha.
Así pues, en el año 1999 saldría al mercado el último disco, visto lo visto habría que decir hasta el momento, bajo el título de “Don’t Mind If I Do”, un trabajo que no haría sino confirmar que cualquier tiempo pasado fue mejor y que su momento hacía mucho que había pasado.
El disco fue un auténtico fracaso comercialmente hablando y no lograría reenganchar a sus fans de antaño ni conquistar al nuevo público. Claramente su manera de entender la música no encajaba con el panorama musical nuevo y como la mayoría de los grupos similares a ellos que fueron la flor y nata de la música ochentera, ya al borde del año 2000 eran historia.
Simplemente con escuchar uno de los sencillos que se publicarían de este disco, concretamente el titulado “Your Kisses Are Charity”, basta para darnos cuenta de que después de tanto tiempo desconectados su evolución hacia la música del nuevo siglo no era tarea fácil ni estaba a su alcance.
A pesar de este “baño de realidad”, han sido múltiples las ocasiones en las que Boy George ha amagado con el nuevo retorno del grupo, sin que al final se haya concretado nada. Lo cierto es que si bien su carrera fue bastante corta y acabó de manera turbulenta, entender la música internacional de los años 80 sin ellos es totalmente imposible y si hay un icono de aquella maravillosa época, al menos uno de ellos, ése es Boy George.
Esto es todo por hoy. Hasta la próxima, Graminoleños.
JUAN JOSÉ GOMARIZ