Cuando Jack Horner comenzó la tendencia de indicar que las crías y juveniles de algunos dinosaurios podrían no verse en lo absoluto como los adultos de sus especies, muchos se burlaron. Otros cuantos creyeron que se trataba de un ardid publicitario de su Museo, pero el tiempo le dio la razón (no totalmente, pero sí que tenía razón en varias de sus afirmaciones). Y no es por nada, ya que Horner fue de los primeros científicos de la época del Renacimiento de los dinosaurios en estudiar crías de dinosaurio.
Fotografías del fósil (A) y cráneo (B) del embrión. En C se aprecia un dibujo técnico del mismo y en D y E modelos tridimensionales generados con tomografías. Los colores indican diferentes huesos. Tomado de Kundrát et al. (2020).
Y recientemente se ha publicado lo que quizá sea el cambio ontogenético más radical descubierto en cualquier dinosaurio. Al menos hasta la fecha. Se trata de un embrión fósil de titanosaurio indeterminado que muestra un cráneo con características más que peculiares. Para empezar, presenta una especie de "punta" en el hocico que se conforma de prolongaciones del premaxilar. En esta parte se hipotetiza que existió un recubrimiento córneo (un cuerno, vaya) llamado cuerno premaxilar.
Reconstrucción del aspecto en vida del embrión de titanosaurio. Tomado de Kundrát et al. (2020). La flecha roja apunta al cuerno premaxilar y la azul al diente de huevo.
Pero ¿Qué tiene de raro? Después de todo, hay vertebrados modernos con dicho cuerno, denominado "diente de huevo". Bueno, pues aunque se había descubierto en titanosaurios (y quizá hasta de la misma especie) en Auca Mahuevo, este ejemplar sugiere que el "cuerno premaxilar" no es lo mismo que el "diente de huevo" (véase la imagen previa) y que en realidad dicho diente, que se cae al poco tiempo luego de eclosionar, estaría situado más arriba en el rostro del animal.
Dientes de huevo en diversos saurópsidos. Créditos: Grupo Ornitológico Alcedo, Crocodilian Biology Database, Dwigth Kuhn y Tila.
Y esto sí que sería novedoso, pues ningún vertebrado conocido posee esta peculiar anatomía. Los autores del estudio no especulan sobre la posible utilidad de cuerno premaxilar. Pero indican que éste, estaría presente durante un tiempo después. Su función es desconocida hasta ahora.
Reconstrucción de titanosaurios recién eclosionados. Obra de Christopher Lenin Chávez. Noten la presencia tanto del diente de huevo como del cuerno premaxilar.
Pero ahí no acaban las rarezas, pues al estudiar de forma tridimensional el embrión emergió una cara bastante peculiar. Primero que nada, el techo del cráneo no se osificaba hasta más tarde en su desarrollo, pero el resto de huesos de la cara ya estarían osificados. Además, las narinas serán confluentes (es decir unidas) desde temprano en su desarrollo, pero en vez de estar situadas en la parte alta de la cabeza, se localizaban frente a los ojos. Y eso no es todo, lo más raro es la posición de los ojos, pues éstos indican una visión estereoscópica, al estar orientados hacia el frente. Este saurópodo tenía ojos de primate que, al crecer, se irían orientando a los lados de la cabeza poco a poco.
Reconstrucción de la anatomía craneal del embrión. Note la posición de las narinas entre los ojos y la posición de éstos, viendo directo en nuestra alma. Tomado de Kundrát et al. (2020).
Se desconoce aún la razón de estos peculiares rasgos anatómicos, pero ponen de manifiesto a una cría que no se parece casi nada (al menos en el rostro) a un adulto. Lo cual guiará sin duda la reconstrucción paleoartística futura de este tipo de criaturas. Esperemos que el tiempo, nuevos fósiles y estudios nos puedan dar respuesta de esta curiosa anatomía o expongan nuevas y peculiares rasgos en otros horriblemente hermosos bebés de dinosaurio.
Fuente:Kundrát, M., Coria, R. A., Manning, T. W., Snitting, D., Chiappe, L. M., Nudds, J., & Ahlberg, P. E. (2020). Specialized Craniofacial Anatomy of a Titanosaurian Embryo from Argentina. Current Biology.