La leyes ordinarias de este país las elaboran embajadores norteamericanos y se las dictan a los ministros con términos de amenaza. O esto, o lista negra.
Las de reforma constitucional las piden mandatarios europeos en nombre de la tranquilidad de los mercados, también en forma de amenaza: para tranquilizar a los mercados hay que sacrificar el bienestar de algunos millones, pero no habrá rescate. O si, que lo mismo la tranquilidad es efímera.
Y le llaman soberanía nacional al hecho de votar lo que te ordenan en un parlamento cada vez más alejado de la realidad.
Perdimos. Como siempre. Pero al menos hoy no se nos ha quedado cara de derrota. Orgulloso de IU, Orgulloso de @GLlamazares y de los diputados que han tenido la valentía de plantarse ante este atropello.
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