Fotograma de un vídeo donde se muestra el rover "Curiosity"
explorando un entorno marciano. Créditos: NASA-JPL.
A bordo, un rover: Curiosity, que cuenta con los instrumentos más avanzados jamás enviados a Marte. Como curiosidad, la potencia consumida por sus instrumentos hace inviable alimentarlo a través de paneles solares, por lo que este rover se alimenta a través de un RTG (Generador Termoeléctrico por Radioisótopos) que le proporcionará una vida útil de al menos 1 año marciano (1.88 años terrestres).
Amartizando en Gale
La llegada a Marte está prevista para primeros de agosto de 2012 y el lugar de aterrizaje será el cráter Gale. Según Jesús Martínez-Frías, geólogo del Centro de Astrobiología (CSIC-INTA) e integrante del equipo de Curiosity, "Gale es un cráter de impacto de más de 150 Km de diámetro originado hace más de 3500 millones de años". Para Martínez-Frías, este cráter es todo un monumento geológico ya que se trata de "una montaña de 5 Km de altitud, erosionada aparentemente por flujos de agua en la que ya sabemos que existe una estratificación y una gran diversidad mineralógica. Su estudio detallado será crucial para interpretar la historia y el registro paleoambiental de Marte en esta zona".
Entre todos los instrumentos de Curiosity quiero destacar REMS (Rover Environmental Monitoring Station), un instrumento español desarrollado y construido principalmente en el Centro de Astrobiología (CSIC-INTA), con colaboraciones de la Universidad de Alcalá de Henares, la Universidad Politécnica de Cataluña y la empresa CRISA (grupo EADS Astrium), así como instituciones finlandesas y estadounidenses.
REMS incorpora una serie de sensores que registrarán in situ medidas de temperatura de aire y suelo, velocidad y dirección tridimiensional del viento, presión atmosférica, humedad relativa y radiación ultravioleta en superficie. Todo ello para cumplir estos objetivos:- Evaluar el potencial biológico de la región explorada por Curiosity.- Investigar los procesos planetarios que influyen en la habitabilidad.- Caracterizar el amplio espectro de radiación en la superficie marciana.
Un duro camino
Para poner a punto los sensores de REMS se han llevado prototipos a los lugares más extremos del planeta que podrían tener alguna similitud con Marte -análogos terrestres- como por ejemplo las minas de río Tinto (Huelva), isla Decepción (Antártida) o el desierto de Atacama (Chile). Además, gracias a una cámara de simulación planetaria creada exclusivamente para REMS donde, exceptuando la fuerza de gravedad, se han conseguido generar las mismas condiciones que tiene el planeta rojo en superficie -incluidas las tormentas de polvo- para poner a prueba los sistemas y asegurar que soporte las condiciones extremas con las que se topará.
José Antonio Rodríguez-Manfredi, ingeniero de REMS y jefe del Departamento de Instrumentación del Centro de Astrobiología afirma que "han sido muchos los retos tecnológicos y científicos a los que nos hemos enfrentado durante estos años, así como el sacrificio y la dedicación de todo el equipo humano que hay detrás de este instrumento en particular y de la misión en general."
Sin duda ha sido mucho el tiempo y dinero invertidos en el proyecto Mars Science Laboratory, pero según Rodríguez-Manfredi "todo esto pasa a un segundo plano cuando ves de cerca al Curiosity y piensas que, en unos meses, algo en lo que has participado estará deambulando por la superficie de Marte a cientos de millones de kilómetros de nosotros."
Es la primera vez que España lidera el desarrollo de un instrumento de vuelo para Marte, así como su construcción y envío a manos de NASA. Ingenieros y científicos de REMS forman parte de mi día a día habitual, algunos de ellos grandes amigos y ojalá que ahora todo vaya bien en su viaje de 570 millones de Km. y que la maniobra de descenso y puesta a punto de Curiosity sobre la superficie de Marte sea perfecta. Cruzaremos los dedos.
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