O a lo mejor es que yo soy muy golosa, porque me sería imposible leer estos libros sin tener cerca algo dulce con lo que saciarme.
En las últimas semanas he estado pensando en hacer referencias, más que al diseño de una cubierta, a la edición en sí de los libros. A veces, mientras me paseo por la librería, no puedo evitar acercarme a un libro sólo para admirar su diseño, ya sea exterior como interior. Por mucho que se diga que lo que importa es el contenido, no podemos olvidar que una edición bonita y bien hecha llama más la atención entre los estantes saturados de novedades, y es más apetecible que una que no lo es.
Últimamente la blogosfera literaria no está muy contenta con las ediciones que están publicando algunas editoriales. Series con cambios de cubierta entre ellas, reediciones con estilos incomprensibles, interiores con textos demasiado pequeños, etc. Así que he pensado, por ahora, defender el trabajo que muchos diseñadores y maquetadores hacen. Porque hay ediciones preciosas circulando por las librerías y parece que sólo nos fijamos en las que no son tan agraciadas.