Publico un Correo de Diego.
¿Nos habíamos olvidado de los “test de estrés”?. Pues aquí los tenemos de nuevo. La Comisión de energía de la UE ha decidido, ante la “crisis” nuclear que vivimos, someter a tests de estrés a sus centrales nucleares. Curioso paralelismo; hace un año sometimos a los bancos y ahora a las centrales nucleares. Aquello fue una crisis financiera y ésta, nuclear. Entonces pusimos sordina al problema de fondo con aquellas medidas estúpidas y apagamos el fuego echándole dinero público. Hoy, sospecho, más de lo mismo. La crisis financiera y la nuclear son síntomas de la misma enfermedad de fondo; el sistema económico. Un sistema económico despilfarrador e injusto. Despilfarrar medios económicos o energía son caras de una misma moneda.
Que unos disfruten de la plusvalía generada por la especulación económica dejando hipotecados países y generaciones futuras y que, esos mismos, despilfarren energía dejando a nuestros hijos la tierra esquilmada, son escenarios de una misma obra.
Cuando los pronucleares esgrimen la baratura de esta energía, ¿incluyen el coste a pagar durante siglos y generaciones en lugares como Chernobil, Harrisburg, Fukushima o Zorita dado el caso?. Tierra contaminada por productos radiactivos de 200 años de actividad media, aguas freáticas, vegetales y animales. Aire, transportando a miles de kilómetros polvo radiactivo que, con la lluvia, se posa en nuevos suelos inutilizando cultivos y aguas. No hablo ya de cánceres. Como experiencia personal: cuando lo de Chernobil yo estaba destinado a las aduanas interiores y las portuarias de Guipuzkoa y, durante dos años, con el detector Geiger, rechacé cientos de transportes de alimentos procedentes de Ucrania (entonces URSS), Finlandia, Suecia, Noruega, Dinamarca, Polonia. Millones de toneladas de alimentos y otros productos destinados a la destrucción.
¿Qué mejor test de estrés que un terremoto de escala 9?
NO A LAS NUCLEARES. Diego Romero Pastor