Currículum Vitae, ¿RIP?

rip Por rematar con la temática de estos últimos días en los que fuésemos donde fuésemos se hablaba de zombies y de muertos, ahora le toca el turno a nuestro curriculum vitae.

¿Ha muerto el curriculum?

Pues ni sí ni no ni blanco ni negro sino todo lo contrario. Lo que está claro es que si llevas tiempo enviando tu cv de un sitio a otro sin ninguna suerte, o si llevas tiempo intentando conseguir esa primera oportunidad… para todos vosotros, si creéis que la única manera es reinventarse o morir, hace unas semanas en EL PAIS SEMANAL nos describían un recorrido compuesto por nueve etapas. Cada una de ellas representa un camino que el lector deberá transitar por sí mismo.

1. Tomar las riendas de nuestra vida profesional. Las reglas del juego laboral han cambiado y seguirán cambiando, cada vez más deprisa. Las instituciones establecidas ya no tienen la capacidad de procurar seguridad económica para los ciudadanos. Los puestos de trabajo con contrato indefinido están disminuyendo. Y para muchos ha llegado la hora de hacerse cargo de ellos mismos laboralmente.

2. Cultivar nuestra inteligencia emocional. Es fundamental invertir tiempo en conocernos en profundidad, aprendiendo a sanar nuestra autoestima y a cultivar la confianza en nosotros mismos. En la medida en que desarrollamos nuestras fortalezas internas, empezamos a afrontar la adversidad de una forma más responsable, optimista y eficiente.

3. Entrenar la inteligencia financiera. Cultivar nuestra inteligencia financiera nos capacita para presupuestar nuestro dinero, dándonos la oportunidad de generar excedentes con los que ahorrar, invertir y no depender de préstamos o deudas. También nos muestra cómo ganar más y gastar menos, emancipándonos de las instituciones establecidas.

4. Descubrir el propósito profesional. Para ello, hemos de redefinir nuestro concepto de éxito, así como los valores que queremos que guíen nuestras decisiones y acciones. ¿Qué haríamos profesionalmente si no tuviéramos que ganar dinero? ¿A qué nos dedicaríamos si supiéramos que todo va a salir bien? ¿Qué haríamos si no tuviéramos miedo?

5. Decidir el rol laboral. Más allá del rol profesional del “empleado” existe el de “emprendedor”. Es decir, aquel que trabaja para sí mismo como autónomo o freelance, o bien monta un proyecto contratando a otras personas. Cada uno cuenta con una serie de ventajas y desventajas, requiere de un tipo de mentalidad específico y va acompañado de un determinado estilo de vida.

6. Hacer algo que nos apasione y que potencie nuestro talento. A la hora de reinventarse es fundamental dedicarnos a una profesión que nos motive e interese de verdad. Solo así encontraremos la fuerza y la dedicación para dar lo mejor de nosotros mismos, potenciando nuestras virtudes y habilidades. Todos albergamos algún tipo de talento por descubrir y desarrollar.

7. Encontrar un problema social que nos motive resolver. Es importante diseñar “propuestas de valor” que mejoren la calidad de vida de otras personas. A su vez, es fundamental conocer las últimas aplicaciones y herramientas digitales que podemos emplear a través de Internet, concibiendo así nuevas formas de aportar valor al mercado laboral.

8. Invertir en formaciones específicas. En este punto del camino puede resultar decisivo asistir a seminarios que nos enseñen a “saber cómo” y a “tener con qué” expresar nuestro talento. Nuestra inteligencia, nuestra creatividad y nuestro talento son nuestra principal fuente de riqueza.

9. Desarrollar la marca personal. Una vez tenemos claro qué ofrecemos, el reto es descubrir cómo lo ofrecemos. Es decir, la manera en la que nos comunicamos y conectamos con las personas a las que pueden servir nuestros servicios. Es primordial montar una web explicando los beneficios y soluciones que aportamos, utilizando las redes sociales para darnos a conocer a nuestros potenciales clientes.

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