Ya hemos entrado en el verano y tengo que admitir que me siento un poco desasosegado, ya que a estas alturas esperaba que una horda de medusas, abejas u otro animal del averno hubiera llegado a nuestras playas para arruinar las vacaciones al personal. Hasta el momento nos tenemos que conformar con las noticias sobre el calor, que no deja dormir a la gente y que según las entrevistas realizadas a pie de calle martiriza a los currantes y produce alegría a los bañistas y a los vendedores de refrescos.
El problema de usar el calor como titular es que acaba cansando. Una vez que caemos en la cuenta de que en verano las temperaturas suben, como todos los años, que en Córdoba y en Ourense te asas y que en Asturies un día te cueces y otro te cagas de frío, los periodistas descubren que el tema es difícil de estirar durante dos meses, así que tienen que buscar otra cosa.
Mientras aparece el ansiado tema del verano, por ahora los protagonistas de estos primeros días son los monstruos acuáticos que desconciertan a bañistas y científicos. Hace unos días aparecía una noticia en los periódicos nacionales con el siguiente titular
"El cadáver de una misteriosa criatura desconcierta a la comunidad científica"
acompañada de la siguiente fotografía.
Esta noticia apareció por primera vez en el periódico The Siberian Times el 30 de junio, y comentaba la aparición de los restos de un animal en la isla de Sakhalin, en Rusia, "mucho mayor que un ser humano" y que tenía un "pico" muy grande. A partir de ese día, la noticia trascendió el ámbito local y llegó a todos los periódicos del mundo en pocas horas. La criatura desconcertante había saltado desde una playa siberiana al ciberespacio y al reino del esoterismo en pocas horas.
Lo cierto es que solo con ver la primera foto y esta segunda aparecida en el artículo original, parece evidente de que se trata de los restos de un cetáceoque murió en alta mar y que después de unos cuantos días o semanas llegó a la costa en mal estado debido a la putrefacción y me puedo imaginar, porque he visto más de uno con el mismo aspecto, que despidiendo un olor horrible.
Según los diarios que reproducían la noticia, el tamaño del animal, mucho más grande que un ser humano, y la aparente presencia de pelo en la zona de la cola solo se podrían explicar si se tratara de una criatura nueva para la ciencia o incluso de un Delfin del Ganges (Platanista gangetica), una especie de delfín de agua dulce que tiene entre sus características la presencia de un morro largo y puntiagudo, aunque ni tiene pelo ni tampoco ese gran tamaño. Según la noticia, los supuestos expertos que habían inspeccionado los restos estaban desconcertados.
Como yo no me suelo creer estas noticias busqué por internet y en unos pocos minutos encontré a un verdadero experto que había solucionado el misterio a las pocas horas de haberse publicado la noticia. Se trataba del Dr. Darren Naish, investigador de la Universidad de Portsmouth, que publicó en Twiter el siguiente mensaje
Tal como se aprecia en las fotografías, el supuesto monstruo no era ni una especie nueva peluda, ni un Delfín del Ganges. Los restos encontrados en la playa de Sakhalin correspondían a un Berardio de Baird (Berardius bairdii), una especie de cetáceo del grupo de los zifios que habita en aguas profundas y cuya área de distribución es continua por todo el Pacífico Norte a partir de los 35º N, o sea, que está presente en la zona de la isla de Sakhalin, donde aparecieron los restos.
El Berardio de Baird puede alcanzar los 12,8 metros de longitud, tiene una frente bulbosa que se puede apreciar en las fotografías en detalle de los restos de Sakhalin y dos dientes en la mandíbula inferior, un rasgo típico de los machos de todas las especies de Zifios que usan para pelearse entre ellos por las hembras. En las fotografías que incluye Darren Naish en su tweet, parece que se aprecian esos dos dientes. La supuesta presencia de pelo podrían ser jirones de piel o incluso de grasa producto de la putrefacción.
Por lo tanto, si tiene las características de un Berardio de Baird, tiene el tamaño de un Berardio de Baird, su área de distribución coincide con la de un Berardio de Baird, y además ha sido identificado por un señor que es experto en restos óseos, pues lo más seguro es que sea un Berardio de Baird y no una extraña criatura desconocida. No ha sido demasiado complicado desvelar este misterio, por lo que quizás los periodistas de nuestros diarios, antes de copiar literalmente otras noticias de otros medios podrían informarse también y contrastarlas antes de publicarlas. De todas formas, si lo que pretenden es causar asombro, o incluso pánico entre los bañistas, les aconsejo que lean las anteriores entradas de este curso sobre el uso de calificativos acojonadores, titulares impactantes y exageraciones.
Una buena idea sería publicar al lado de la fotografía de los restos putrefactos una posible recreación de la criatura, como la anterior, eso siempre funciona.