Los simios vivimos en comunidades. Nuestro jefe es el macho dominante que protege y fortalece al grupo. No es fácil ser líder, los pobres viven con el constante temor de enfrentarse a un primate más preparado. Nosotros -en esto, hermanos, nos parecemos poco- somos muy exigentes.
Hermanos, si queréis vivir libres como nosotros, debéis recuperar la cordura. La globalización, esa palabra comodín que tanto os gusta y justifica miserias, recorta puestos de trabajo, sube precios y tala nuestros árboles, os trae un nuevo tipo de analfabetismo digital. La digestión pesada y continua de información, cargada de conservantes y aditivos, os intoxica el estómago neuronal. ¡Ay…! Sois analfabetos porque mezcláis anuncios de detergentes con promesas de sexo barato, videoclips musicales con decenas de fallecidos en algún lugar remoto, concursos que prometen rescataros de la condición de parias tecnológicos y lágrimas en 3D. La lluvia de ideas os incapacita para decidir, dubitativos entre promesas fáciles e inmunizados contra dolores ajenos. El exceso de datos consigue que, lejos de alcanzar una visión global sobre el mundo, desenfoquéis vuestra mirada, perdida entre imágenes inconexas. Hoy, que me ha dado por hablar un poco, os digo que si por mí fuera, me desvinculaba de la teoría evolutiva: “No merecéis ser simios” -os diría- “porque habéis corrompido las leyes más básicas de la naturaleza. Sólo sois hombres.”. Y ahora, me voy a echar la siesta. Me encanta ser un simio.
Feliz semana santa a tod@s.