Nos dirigimos hacia Curtea de Arges donde nos encontraremos con la famosa carretera Transfagarasan que atraviesa la cordillera de los Cárpatos y se ha convertido en una de esas vías de montaña que todo amante de los paisajes y los viajes por carretera sueña con hacer. Pero antes de emprender el sinuoso recorrido paramos en la pequeña ciudad para visitar uno de los monasterios ortodoxos más importantes de Rumanía ya que en él se encuentran enterrados varios monarcas rumanos, como Carol I o Ferdinand y sus respectivas esposas. La catedral de Curtea de Arges, de estilo bizantino, es la joya del monasterio y fue levantada a mitad del siglo XIV, aunque ha sufrido numerosas reformas y cambios a lo largo de su historia; a pesar de todo no ha perdido su belleza y es una visita cien por cien recomendable.
El monasterio se encuentra en unos hermosos jardines llenos de árboles y parterres, todo muy bien cuidado; junto a ellos hay una amplia zona de aparcamiento (2'40 €). La entrada nos costó 1'45 € (2 lei x 3) y el permiso para fotografiar 2'40 €, como veis una visita muy económica.
Nada más subir las escalinata que separa el parking de los jardines ya nos sorprende la belleza del edificio que contemplamos frente a nosotros, con esas curiosas torres que parecen retorcidas; pero al acercarnos la sensación incrementa al descubrir el colorido y la abundancia de detalles de su fachada.
A un lugar tan bonito y con tanta historia no podía faltarla una leyenda y así es. Cuentan que durante su construcción todo lo que se levantaba durante el día se derrumbaba por la noche, hasta que Manole (el arquitecto) soñó que Dios le comunicaba que para que aquello no sucediera hacía falta un alma humana de alguien querido. Manole y su equipo decidieron que para ello sacrificarían a la primera esposa o hermana que llegara por la mañana a traerles la comida; esa persona fue la esposa del propio Manole a la que emparedaron en la obra, que por fin pudo levantarse. Pero el rey no quería que una obra semejante pudiera realizarse en otro sitio y encerró al equipo de trabajo en el tejado... y aquí la leyenda toma diversos caminos, he leído hasta tres versiones diferentes: una en la que Manole se arroja arrepentido por lo que le ha hecho a su mujer, otra en la que fabrica unas alas pero igualmente muere y una tercera en la que consigue planear con esas alas hasta el suelo; en cualquier caso, en el lugar donde cae Manole empieza a brotar un manantial donde en 1804 se levantó una pequeña fuente no muy lejos de la catedral.
Y si los exteriores nos han maravillado, cuando nos acercamos a la puerta y accedemos al interior la sorpresa es igualmente positiva. En cuanto nuestros ojos se acostumbran a la poca luz descubrimos una decoración espectacular, llena de tonos dorados y rojos, que llega hasta el último rincón de cada pared y techo.De vuelta en el exterior y tras dar un paseo por los jardines contemplando los puestecillos que venden imágenes y objetos religiosos y ver el resto de instalaciones del monasterio que está a pocos metros de la catedral, continuamos camino.
La carretera Transfagarasan cruza los Cárpatos por la cordillera Fagaras, de ahí su nombre. Esta carretera, llamada oficialmente DN7C, tiene 90 km de longitud, aunque solo aproximadamente la mitad coincide con tramo realmente de curvas de montaña.
Se construyó entre 1970 y 1974 por orden del dictador Ceaucescu, como ruta militar para facilitar el desplazamiento de sus tropas en caso de que la Unión Soviética intentara invadir Rumanía como había hecho en 1968 con Checoslovaquia.
En lo más elevado del recorrido, a unos 2030 m, se encuentra el lago Balea, un punto muy turístico lleno de puestecillos, por lo que detenerse allí con un vehículo grande es complicado. Nosotros íbamos con intención de acercarnos al lago y hacer un poco de senderismo pero en un momento el cielo se oscureció, los rayos rasgaban las nubes, los truenos resonaban por doquier, el viento se intensifico, y comenzaron a caer las primeras gotas. Una tormenta en plena montaña es un espectáculo grandioso de contemplar, pero también provoca mucho respeto, de modo que decidimos cambiar de planes y seguir ruta antes de que la cosa fuera a más.
Por suerte antes de estropearse el tiempo habíamos podido disfrutar de un rato de relax mientras comíamos rodeados de ese increíble paisaje.
La carretera está en muy buen estado para el estándar rumano. Pese a su trazado de curvas cerradas, típico de carretera de montaña, es muy sencilla y tiene un ancho normal por lo que no hay que temer hacerla con autocaravana. Por si estáis dudando os dejo este corto video que resume tres tramos del recorrido; como veréis la conducción es fácil y el paisaje merece la pena.
A las seis llegamos a la ciudad de Sibiu y nos dirigimos hacia el camping que está a las afueras, pero por el camino vemos otras dos ACs al borde de un pequeño camino de tierra cortado, nos acercamos y resultan ser un matrimonio español y otro francés que también habla español, así que nos acoplamos al grupo para pernoctar con ellos y allí pasamos la tarde charlando agradablemente de viajes y experiencias.
A la mañana siguiente visitamos la ciudad que como muchas otras fue fundada por los sajones transilvanos, por lo que su nombre alemán figura también en los carteles (Hermannstadt)
Se trataba de una ciudad amurallada que conserva aún algunos tramos de muralla con sus torres.
Da allí caminamos hasta el parque del Bastion, que realmente no tiene nada especial y después subimos hacia el casco antiguo, este sí, muy bonito de pasear.
Está dividido en lo que llaman ciudad alta y baja unidas por el "puente de las mentiras" construido en 1859, que es el puente de hierro fundido más antiguo de Rumanía. Las especulaciones sobre el origen de su nombre son tantas que no voy a detenerme en contarlas.¿Os habéis fijado en la foto de arriba? Los tejados parece que tienen ojos que nos observan 😀
En el centro podemos encontrar también varias plazas con edificios singulares.
Merece la pena entrar en la iglesia católica de estilo barroco que, aunque no destaca mucho exteriormente, tiene un bonito interior; se encuentra entre las plazas Mare y Mica (grande y pequeña)
La catedral evangélica (1520) de estilo gótico, situada en la plaza Huet, posee al parecer el mayor órgano de toda Rumanía. Nosotros no accedimos a ella porque era de pago, así que no puedo decir si merece la pena entrar.
Dedicamos tres horas a visitar la ciudad y después nos dirigimos al museo ASTRA a las afueras. Este museo, abierto en 1964, tiene carácter etnográfico. Las entradas (2 adultos y un estudiante) nos cuestan 6'26 €.
En él se muestran los distintos edificios tradicionales rumanos, tanto los destinados a trabajo como los sociales (escuela, iglesia) o las viviendas. La lástima es que ninguno de ellos se puede visitar por dentro, aunque parece que anteriormente sí se podía. C on sus 96 hectárias se coloca como el museo al aire libre más grande de Europa, con 10 km de senderos que nos llevan por distintos escenarios de la Rumanía tradicional y rural.
Muchos de esos edificios son reproducciones de casas reales, en los carteles que acompañan a cada uno se puede ver en qué lugar de Rumanía están.
Dentro del museo hay un restaurante (desconozco que precios tendrá) y un kiosco donde se pueden comprar helados y snacks (cerca del lago). Y en la zona opuesta (bordeando con el zoo) hay mesas y bancos de madera donde puede uno tomarse su propia comida (están cubiertos, por si os pilla la lluvia como a nosotros 😉) también hay un par de máquinas de bebidas y snacks.
¿Quieres ver la ruta completa y los enlaces a todos los lugares que visitamos en Rumanía? Clica aquí.
En el próximo post: Castillo Corvin, ciudad de Timisoara y concluimos el viaje con un bañito en el Lago Balaton (Hungría) ¡No te lo pierdas!
- El monasterio de Curtea de Arges tiene su propio parking de pago bastante amplio.
- En Sibiu pernoctamos en un camino de tierra de las afueras, junto a la valla de la piscina Versalles. 45°44'07"N 24°06'28" Pedimos permiso al vigilante de la piscina que nos lo dio encantado (ya estaba cerrada cuando llegamos) ¡Ojo, es un camino cortado, con una AC muy larga puede ser difícil dar la vuelta!
- Para visitar la ciudad de Sibiu aparcamos en la calle Strada Miron Costi a unos 2 km a pie del centro. Por toda la zona son calles de estacionamiento libre.
- El museo Astra tiene aparcamiento gratuito, todo a lo largo de la carretera que lleva a la entrada.
- Para continuar nuestro viaje hacia Hunedoara dormimos en el pequeño camping Salisteanca 45.79437N 2389033E Muy tranquilo y con lo típico de aquí: agua, vaciado de poti pero no de aguas grises, aseos y duchas aceptables. 15 € la noche.