Revista Música
Gorka, Sebas, Javi y Jordi sabían mejor lo que no querían para su disco que lo que sí. Y, partiendo de esa peligrosa premisa, han construido un disco maravilloso, mimado textualmente al detalle, en el que han acentuando sus virtudes (o potenciado sus defectos, según la panorámica).
“Delapso” nace de una serie de necesidades involuntarias: la de reencontrarse con un bagaje musical más oscuro y menos evocador que en anteriores entregas. La de mostrar su fascinante universo cultural e intelectual a través de sus canciones. La de cautivar a propios y extraños con un sonido aparentemente sucio, singular, que les acerca a un rock más intuitivo, emocionante y poliédrico y que; definitivamente, les aleja del pop inofensivo convencional.
Aquí afinan el tiro. Basta una escucha de “Un colectivo de raro propósito” para empaparse de su nueva rotundidad. Y es que el tema (elegido como primer sencillo) sólo es la primera bofetada en la cara de los más incautos. Se les nota seguros de sí mismos, inmensamente contundentes, incisivos.
Las guitarras vuelan en el disco, las bases atronan y la personalísima voz de su vocalista da cuerpo y músculo a un repertorio con un estilo único y exquisito al servicio de las canciones.
Juan Casanovas (su experimentado técnico de directo, que ha acompañado al grupo en alguno de sus conciertos) se ha encargado de parte del proceso de mezclas, plasmando en ellas la esencia de sus conciertos. Sin embargo, en “Delapso”, se lo han hecho casi todo ellos (pre-producción, grabación, arreglos, parte de las mezclas, masterización), por eso no hay nada al azar.
Cyan han decidido, sin proponérselo, emprender el camino más largo. El más creíble y, por tanto, el más difícil. Pero también el más honesto y apasionante: el de no retorno.
“Delapso” nace de una serie de necesidades involuntarias: la de reencontrarse con un bagaje musical más oscuro y menos evocador que en anteriores entregas. La de mostrar su fascinante universo cultural e intelectual a través de sus canciones. La de cautivar a propios y extraños con un sonido aparentemente sucio, singular, que les acerca a un rock más intuitivo, emocionante y poliédrico y que; definitivamente, les aleja del pop inofensivo convencional.
Aquí afinan el tiro. Basta una escucha de “Un colectivo de raro propósito” para empaparse de su nueva rotundidad. Y es que el tema (elegido como primer sencillo) sólo es la primera bofetada en la cara de los más incautos. Se les nota seguros de sí mismos, inmensamente contundentes, incisivos.
Las guitarras vuelan en el disco, las bases atronan y la personalísima voz de su vocalista da cuerpo y músculo a un repertorio con un estilo único y exquisito al servicio de las canciones.
Juan Casanovas (su experimentado técnico de directo, que ha acompañado al grupo en alguno de sus conciertos) se ha encargado de parte del proceso de mezclas, plasmando en ellas la esencia de sus conciertos. Sin embargo, en “Delapso”, se lo han hecho casi todo ellos (pre-producción, grabación, arreglos, parte de las mezclas, masterización), por eso no hay nada al azar.
Cyan han decidido, sin proponérselo, emprender el camino más largo. El más creíble y, por tanto, el más difícil. Pero también el más honesto y apasionante: el de no retorno.