La trayectoria local de Daddy Longlegs es similar a la de Las marimbas del infierno, del BAFICI al complejo Cosmos-UBA. De hecho, la película de Josh y Bennie Safdie desembarcó por primera vez en Buenos Aires en la edición 2010 del mencionado festival de cine con el título original de Go get some rosemary, y regresa casi dos años después por fuera del circuito comercial.
Esta propuesta es ideal para quienes dudan de la existencia de cine independiente en los Estados Unidos (algunos cuestionamos este adjetivo en producciones promocionadas como tales, por ejemplo la nominada a un Oscar Lazos de sangre). Por lo pronto, es poco habitual que un film norteamericano proponga una mirada tan políticamente incorrecta sobre la paternidad (en su momento señalamos el contraste con esta comedia noña de Hollywood).
De evidente bajo presupuesto, Daddy Longlegs imita la estética del documental. La cuota de cine autorreferencial también aparece en el detalle de que el padre protagonista es un director frustrado que trabaja como proyectorista (de hecho, sus horarios laborales son una de las dificultades que complican el fin de semana de convivencia con sus dos hijos varones).
Lenny and the kids es el tercer título que los Safdie eligieron para distribuir su película. Suena a Hannah y sus hermanas, coincidencia que invita a pensar en Woody Allen como posible mentor de los brothers neoyorkinos.
De ser así, estos discípulos le salieron (mucho más) despiadados.