Revista Cine
Director: Felix Van Groeningen
Este domingo son los Premios Oscar, y aunque ya no tengan mucha credibilidad, siempre es emocionante ver todo el aparatoso desplante a la hora de anunciar quienes son los ganadores. En la categoría de mejor película de habla no inglesa compite la belga The Broken Circle Breakdown, de la cual ya les hablé hace su buen par de meses. Por esas cosas de la vida, me dio por ver las películas que su director hizo antes de la mencionada competidora. Tenía planeado hacerlo de manera cronológica, por lo que habría empezado con su opera prima del 2004, Steve + Sky, pero lamentablemente me fue imposible encontrarla en los rincones de la red. No me hice problema alguno y me fui directamente a su segunda película, que es la protagonista de este post, y que si traducimos de manera literal, vendría a significar, mas o menos, "con amigos como estos".
Los acontecimientos que vemos en esta película surgen de la sorpresiva llegada de Kelly la Negra a su ciudad natal, proveniente de New York, ciudad a la que se fue hace unos años, dejando muchas cosas atrás, como los amigos, que ahora a su vuelta han cambiado notoriamente: Frederic tiene una novia posesiva, Kurt tiene un hijo con Kelly la Rubia, Niek tiene un bar. Como es de esperar, a la llegada de Kelly la Negra le siguen varios acontecimientos que cambian las cosas por completo, y que ayudan a que estos personajes tomen nuevas perspectivas de sus vidas.
La premisa de esta película no es nada nuevo, ni tampoco lo es gran parte del desarrollo de la historia, pero aún así Van Groeningen se encarga de co-escribir y dirigir de manera tal que la película sea una interesante reflexión sobre el terreno muerto de la indecisión y de la postergación de los asuntos importantes.
La historia de la película comienza con Kelly la Negra llegando a su ciudad, bajándose del avión, reclamando sus maletas perdidas, etc. Este personaje es sumamente importante en cuanto a valor narrativo se refiere, ya que a su llegada y su casual encuentro con Frederic, le siguen las visitas -idea de Frederic- que ella hace a cada uno de los amigos que dejó tantos años atrás. Mediante este personaje vamos conociendo a los otros, y en una muestra del sólido guión, cada vez que Kelly la Negra visita a un viejo amigo, vemos las distintas reacciones que surgen de la inesperada llegada, dejando entrever que la sorpresa puede que no haya sido del todo agradable. Bajo esta mirada, el guión es, como ya anoté recientemente, sólido y sin fisuras. No tanto como para decir que es sensacional o maravilloso, pero está bien construido; desde el inicio cuando nos muestra a los personajes con pequeños problemas que crecen a la llegada de Kelly la Negra, hasta el final donde se ubica el proceso de sanación y búsqueda de paz y tranquilidad. El tan anhelado equilibrio espiritual.
El sólido guión nos cuenta una historia de personajes que necesitan un descanso a toda costa, pero que no lo tienen claro del todo en los minutos iniciales, ya que el vaso todavía no se ha rebalsado -metafóricamente hablando-. Tienen asuntos deliberadamente ignorados con la esperanza de que se solucionen solos, que se pierdan con el viento y vayan a otro lugar para jamás volver. La llegada de Kelly la Negra es, precisamente, la gota que rebalsa el vaso de estos personajes que inician pequeñas crisis de efectos mayúsculos, porque en su figura subyacen todos esos elementos mencionados: Kelly la Negra se fue esquivando los problemas que tenía en su ciudad, esperando que dichos asuntos no la molestaran más. Con ella también se fueron los problemas de los demás, así que cuando vuelve también vuelven aquellos asuntos no resueltos. Asuntos que debieron ser resueltos en esos años.
Personajes que todavía viven como antes, pasando en fiestas o perdiendo el tiempo por ahí. La llegada de asuntos pasados es la excusa perfecta para volver a crecer y ordenar sus asuntos, y finalmente encontrar la fuerza catártica para seguir adelante.
Con amigos como estos... para que quiero enemigos. Eso pensé cuando leí el nombre, pero no es precisamente de lo que se trata la película. No es sobre personas siendo malas con otras, sino que se apela al sentimiento de apoyo mutuo.
Al ya mencionado guión y la historia que cuenta, el trabajo en la dirección de Van Groeningen me parece notable. En la última película que ha hecho, y la que le ha significado mayor renombre internacional, The Broken Circle Breakdown, su dirección era apropiada, más que correcta, pero no dejaba de darme la impresión de que ya bien entrado el metraje lo suyo era una dirección en piloto automático -que es cuando la película pierde fuerza y potencia dramática-. En este filme, en cambio, noto una labor más elaborada y consistente con los hechos que vemos en pantalla. Hay claras intenciones en el tratamiento de los diferentes momentos. Por ejemplo, las secuencias en el bar de Niek o de las fiestas son geniales, con un tratamiento dinámico, veloz, y "fiestero"; por el contrario, en los minutos de la búsqueda de paz y tranquilidad, Van Groeningen apuesta por una dirección más pausada y a ratos contemplativa, siendo la pausa y lentitud las mejores armas del momento, junto con una fotografía que apuesta al preciosismo del lugar. Ya considerando todos los minutos de la película, la puesta en escena de Van Groeningen, sin ser nada del otro mundo -o nuevo-, busca una cercanía física con sus personajes, y de ahí que veamos constantemente primeros planos, o en su defecto, planos medios u otras escalas cercanas físicamente. Cercanía física cuyo fin ulterior es sentirse en sintonía con los sentimientos de los personajes.
Relacionado a lo anterior, debo admitir que al inicio los personajes no me importaban en lo más mínimo, me parecían infantiles y sin interés alguno. Pero lo que en un inicio era indiferencia de mi parte, con los minutos se iba convirtiendo en un genuino interés, gracias a la magnitud de los hechos que se iban sucediendo,y el enérgico tratamiento audiovisual.
Si me piden algunos buenos momentos que me hayan gustado más que otros, aquel instante en que Kelly la Negra y Kelly la Rubia comienzan a cantar la canción de fondo me pareció inolvidable, porque en esos segundos todos los problemas de las dos quedan suspendidos, olvidados bajo la letra de una canción que las transporta a otro lugar pero que contienen sutiles mensajes de qué es lo que sucede... o va a suceder. Y como olvidarlo, la banda sonora, a cargo de Jef Neve, y que consiste en piezas de piano que son nuevas versiones de famosas canciones, me parece adorable y sensacional. El fondo musical del final es perfecto.
En resumen, tenemos una película que va de menos a más, de la más cruel indiferencia hasta la más cercana y honesta intención de seguir y permanecer con unos personajes que quieren volver a tener y vivir en la simplicidad de antaño, pero que tienen que enfrentar y aceptar que ahora son adultos, y que las cosas avanzan sin importar si uno avanza en sintonía con todo, o se queda estancado en una época que en primera instancia parece mejor, pero que no trae ningún beneficio estancarse en viejos tiempos. Una historia de crecimiento y amistad, de aquellas que parecen que no van a dar nada nuevo, pero que terminan gustando un montón. Al menos a mi me gustó harto.
Con amigos como estos... para que pensar en la posibilidad de un cambio.
Y los dejo con...
...lluvia de capturas