Hasta que un día llega a mi correo este escrito. Se los dejo. Saquen sus propias conclusiones. Lo dejo aquí solo como testigo de un encuentro inolvidable.
Aprovechen también de leer la columna a la cual hacen referencia.
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El día que leí la columna de Cristián Warnken en El Mercurio, donde intentaba estampar su profundo dolor por la muerte de su hijo Clemente, añoré no tener que conocer jamás ese lugar. Hablaba de un camino en la montaña donde la gente va a abandonar sus perros, que se quedan mirando con la vista vacía desde un camino polvoriento…
Pero pasó un año y Eduardo (mi novio) me invitó a almorzar a Pirque. Todo estaba perfecto, era un sábado soleado, exquisito. Hasta que nos equivocamos de camino porque no supe seguir bien el GPS de iPhone y empezamos a ver que en un camino majestuosamente hermoso existían decenas de perritos abandonados, que estaban a la espera de que alguien les salvara la vida. Si descendíamos la velocidad ellos trataban de seguir el auto, en un intento desesperado por aferrarse a la vida que desgraciadamente sólo un ser humano les podía proporcionar. Así, bajo un sol inclemente que es capaz de secarte los huesos, estos animales, claramente los mejores amigos del hombre, caminaban a la buena de Dios. Esto hizo que me corrieran las lágrimas, que mis ojos se cerraran sin mayor cuestionamiento y que mi cuerpo experimentara su segunda crisis de vértigo en esta vida. Nos dimos la vuelta y sintiéndome culpable y miserable por no hacer nada para ayudar a estos animalitos, emprendimos camino de regreso. Mi único consuelo es que vi un auto rojo desde donde bajaron 2 personas con unas chaquetas reflectantes y le dieron comida y agua a estas víctimas de la miseria humana.
De eso ya han pasado algunos meses y el lunes pasado, producto de los congelados -4º que azotó a Pirque, estos perritos azotaron mi mente durante la meditación. Los vi petrificados, me sentí morir por no ser capaz de hacer algo. Respiré hondo y le pedí al mismo valor que me hizo cuidar a los niños abandonados del Calvo Mackenna durante todos mis años universitarios que se apareciera sin dudas por delante. Y busqué en google, no sé bien qué quería encontrar, supongo que a aquella persona de chaqueta reflectante. Y ahí estaba.
Se llama Marcela y tiene el alma henchida de amor. Lleva años dando la pelea por la sobrevivencia de estos perritos –que son abandonados por seres humanos que están predestinados a acumular karma– tiene una red de apoyo hermosa, no acepta ayuda económica de ningún tipo porque dice que son muchos los que se aprovechan de los animales para acumular dinero y ella quiere estar lejos de cualquier malinterpretación. Ella sólo pide algo que puede traernos gratificación: que la llamemos para adoptar uno de aquellos perritos que ella, sorprendentemente, entrega hasta desparasitados. Esta mujer es la que mantiene este esperanzador BLOG que les pido por favor que lean y se den cuenta que sí existe gente que está dispuesta a darle una mano a animales que de lo contrario estarían condenados al sufrimiento eterno.
Sin embargo, Marcela tiene un sueño. Anhela que existan más personas dispuestas a recibir a un amigo del camino en su casa. Quiere leer correos donde le digan que sí, que hay una familia que puede acoger a uno de sus perritos, todos ellos con nombre, como el viejito Casimiro, cuyo sueño es morir en un hogar.
Chicas! Hago un llamado a las más de 40 mil mujeres chilenas que leen este blog al mes que lo sientan, que miren sus vidas, que tengan ganas de abrazar a un perro, que sientan cómo sus hijos estarían de felices con una mascota; las invito a que perciban que sí, que pueden aportar a que los perros del camino sobrevivan… No lo piensen tanto, si sienten las ganas sólo escríbanle a Marcela a [email protected], y dibújenle una sonrisa plena al saber que esta noche uno de sus amigos tendrá una casita, que podrá ver que hay una luz prendida que no lo abandonará y que el frío y la oscuridad sórdida de la montaña es sólo un recuerdo.
Yo perdí hace un año a mi perro amado, nunca lo encontré, a pesar de que varias de ustedes hasta se ofrecieron para ayudarme a pegar carteles en Villa Alemana, gesto que nunca podré olvidar en esta vida. Lo visualizo casi a diario y las noches que hay frío y que acuesto a Lucas y Clara, los perros que adoramos con Eduardo, pido al cielo que si Thai está vivo tenga una mano que lo acoja. Por eso también dejo en este blog la historia de Pipo, un ovejero como mi Thai, que se perdió en Quilpué… tal vez alguna lectora de esta alegre revista dé una pista, por qué no ¡yo sí creo en los milagros!
Decidí postear este tema porque este fin de semana es un momento muy especial en mi vida. Estaré en mi segundo nivel de Shambhala, denominado El Nacimiento del Guerrero. Se denomina guerrero a quien no teme mirarse sin velos a sí mismo en esta vida, algo que en un comienzo para mí era algo absurdo de fácil, pero conforme pasa el tiempo de meditación diario se hace dolorosamente complejo de sentir. Bueno, resulta que Shambhala posee un líder llamado Chögyam Trungpa Rinpoche, quien en uno de sus libros habla sobre la incapacidad de los seres humanos de hacerse cargo de sus propias miserias. Así, vamos por la vida sin importarnos que otros recojan la basura de nuestra casa (en vez de hacernos cargo y reciclar), deseando matar a los delincuentes (en vez de enfocarnos en ver porqué se han generado y hacernos cargo de que forman parte de aquello que no queremos ver y en lo cual hemos aportado). Y es por eso que el tema de los perros del camino a mí me toca tanto, me motiva a escribir, me hace sentir que es otra parte de la sociedad que nos involucra porque aquí se abandona lo que ya no nos sirve, lo que ya no queremos ver… ¿cómo podemos ser tan desgraciados?
Miren el blog de Marcela, denle una vuelta, perciban su historia, intenten sentirla, visualízenla en aquel camino con lluvia inclemente y experimenten esa admiración profunda por quien se hace cargo de lo que otros no soportan ver ni vivir.
Que este sea uno de aquellos fines de semana inolvidables para todos. Agradezco todo lo que puedan entregarle a Marcela y aquellos hermoso perros del camino.
xoxo
PS: Miren la fuerza del cariño y lo que es capaz de generar la gente cuando se une AQUI.
PS2: Marcela… Por una esperanza en toda esta sociedad. Tú sabes.
Andrée Burgat
http://cosmopolitan.taconeras.net/2009/06/26/dale-amor-a-tu-camino/
Los perros del camino?... son todos aquellos que de una u otra manera estando perdidos o abandonados, Dios los pone en mi camino cuando paso...y algo me dice: tienes que detenerte, no puedes seguir...