Este año estoy tan "El Oscar es de Leo" que le había cogido un poquito de miedo a Matthew McConaughey, más que nada porque últimamente le llueven miles de halagos cuando todos sabemos, todos, y no disimuléis, que este señor era un actor de mierda hasta antes de ayer. Ahora de repente parece que sabe actuar y todos nos vamos a rendir a sus pies. Pues yo no.
Que no quiero decir que el chaval haga un mal trabajo en esta película, en absoluto. Él está muy correcto, muy bien si lo comparas con su mierda de trayectoria cinematográfica, pero, sinceramente: los cinco minutos que aparece en El lobo de Wall Street valen más que toda su magnífica actuación en Dallas Buyers Club.
Y es que nos encanta alabar a un actor (o actriz, aunque tenemos menos ocasiones) cuando se provoca un cambio físico increíble para dar vida a un personaje. Si dieran Oscars por perder 15 kilos, Alaska y Mario Vaquerizo tendrían que tener la casa llena de estatuillas. Pero yo creo que los premios se deberían dar por algo más que por saber ir a un médico para que te ponga una dieta.
Pero bueno, ahora que ya he dejado claro mi punto de vista sobre premiar a actores que han adelgazado, que han engordado o que simplemente se han cortado el pelo (un beso, Anne), vamos a hablar de la película, que tampoco está tan mal.
Dallas Buyers Club es la historia de un hombre que es diagnosticado de SIDA en los 80 en Texas. Vamos, todo el drama. Evidentemente en cuestión de unos días se va a volver un marginado social , pero, afortunadamente, esta no es una película de "mira qué asco doy aquí rodeado de mis miserias, llora conmigo" sino de "tengo un problema gordo, pues lo acepto y aprendo a sacarle partido". Así que guay.
La película está basada en un personaje real que revolucionó el mundo de la medicina en EEUU, y es que nuestro querido y escuálido protagonista decide que no quiere morir y se agarra a un clavo ardiendo, en este caso, a medicamentos que en los Estados Unidos aún no han sido aprobados para el tratamiento de esta enfermedad, pero que, como él demuestra usándose a sí mismo como conejillo de indias, funcionan.
Por este drama personal se deja ver un travesti que también tiene el sida, interpretado por Jared Leto, a quien le hacía falta un papel como este más que respirar, porque nos estábamos olvidando un poco de él. Y aunque tampoco pienso que su interpretación sea de otro mundo, realmente logra crear un personaje al que se le coge cariño enseguida, cosa que se agradece en una película como esta.
Sinceramente, Dallas Buyers Club me ha parecido algo mejor de lo que yo me la esperaba, pero tampoco tan excepcional como para poder estar a la altura de sus contrincantes en los próximos Oscars. No obstante... tendremos que esperar un poco a ver qué dicen los de "la Academia". Yo no le puedo dar el Oscar pero sí le voy a dar un copón de película.
Película 11 del reto 2014