Resulta que ayer, con el tiempo tan agradable que hizo, y teniendo en cuenta que ni a mi esposa ni a mi nos apetecía quedarnos apoltronados en casa, decidimos salir a dar un vuelta, a rodearnos un poco de naturaleza, que el asfalto de la ciudad acaba cansando.
Gracias a dios los vizcainos tenemos la suerte de estar rodeados de bosques, montes, mar, y mil y un rincones donde poder perdernos; así que nos fuimos a uno de esos lugares que siempre se te acaban quedando grabados en la mente: el Bosque de Oma.
Si, es verde, y al encontrarse en la cima de un monte ( pequeñito ), tiene unas vistas que ya me gustaría ver a mi al despertarme cada mañana; no obstante, no es por eso por lo que este lugar es conocido, sino por sus árboles, que forman una de las obras de "land art" más grandes de España. Resulta que se encuentran pintados con figuras humanas, animales y geométricas que dotan de “habitantes mágicos” al bosque; formas que sólo se hacen visibles desde posiciones determinadas.
Es una visita recomendada para todos aquellos que visitéis Vizcaya, independientemente de que lo hagáis con o sin niños. Se parte del aparcamiento que hay en la base de la Cueva de Santimamiñe, donde hay instalados baños públicos ( en un estado inmejorable ) y existe una cervecería que por estas fechas vive llena. A la zona se la denomina Basondo.
A unos tres kilómetros ( por una carretera vecinal ) se encuentra el acceso al bosque. Lamentablemente, al tratarse de un bosque en las alturas, hay un a pista de acceso que, por los desniveles y estado del firme, no permite el acceso a sillas de ruedas.
Es una obra del escultor y pintor Agustín Ibarrola ( 1930 ), y se encuentra en el barrio de Oma, en Kortezubi.
Tenéis más información en su página web oficial.