Revista Deportes
Por un puñado de dólares y quizá, el reconocimiento de la comunidad, centenares de parejas danzaban en una inacabable maratón de baile. Lo hacían durante días y días, en sesiones continuas, veinticuatro horas y al son de la música que el concurso imponía. El entusiasmo inicial de los participantes pronto quedaba substituido por el cansancio, la frustración o el desánimo. Algunos abandonaban, otros eran despedidos y solo una minoría privilegiada se alzaba ganadora. Se trataba puramente de una cuestión de tiempo y de fuerza, de capacidad y de adaptación; quizá también una pizca de suerte. Algo parecido sucede en el mundo del head coach NFL. Y los efectos de tanto baile no se han hecho esperar. La música empezó a sonar apenas iniciada la temporada y no dejará de hacerlo hasta el próximo mes de agosto. Nada va a acallarla, ni siquiera la celebración de una post temporada que nos conducirá hasta la XLV edición de la Super Bowl. Y mientras ello sucede, repasemos los danzarines más destacados.
Los Dallas Cowboys prescindieron de Wade Phillips apenas finalizada la jornada 9, tras una ignominiosa derrota frente a los Packers por 45 a 7, nombrando a Jason Garrett, el hasta entonces asistente del head coach, como su substituto. El buen rumbo que a partir de ese momento tomó la franquicia, con un balance final de 5 victorias y 3 derrotas -éstas por un ajustadísimo margen-, ha contribuido a ganarse ese voto de confianza al que Garrett apeló. Será él quien inicie la temporada de los Cowboys, esperando que, por fin, este sea su año.
Idéntica situación se ha dado en Minneapolis donde los Minnesota Vikings cesaron a Brad Childress poco después de la hecatombe vivida, de nuevo frente a los Packers y tras una temporada que será tomada como case study, modelo de cómo un cúmulo de decisiones equivocadas pueden hundir a un equipo con aspiraciones de campeón.
La limpia ya ha empezado en el equipo de púrpura y dorado: Kevin Rogers (entrenador de quarterbacks), Pat Morris (entrenador de la línea ofensiva) y Jim Hueber (asistente de la línea ofensiva), han sido despedidos dando un claro mensaje de por dónde vinieron los males del equipo. Se rumorea que Josh McDaniels, head coach de los Denver Broncos despedido a mitad de temporada, estaría negociando su fichaje como próximo coordinador ofensivo o defensivo.
Podríamos decir que el destino de McDaniels quedó escrito el mismo día en el que los Broncos cayeron, en el Invesco Field, ante los Raiders por 45 puntos de margen, pero lo cierto es que el cúmulo de las muy discutibles decisiones, tanto estratégicas (altas, bajas e intercambios), como puramente tácticas que el joven entrenador de Ohio ha tomado desde su llegada a la ciudad de las Rocosas, han contribuido decisivamente al desplome de esta franquicia. En su lugar, Eric Studesville, con experiencia probada en el adiestramiento del juego terrestre -y nada más que eso-, ha asumido interinamente el cargo sin que los resultados mejoraran lo más mínimo (1 victoria y 5 derrotas). No es de extrañar, por tanto, que se considere el cargo como vacante. Será el mítico John Elway quien se ocupe de la labor de contratar, de entre una larguísima lista de candidatos, un nuevo HC para los Broncos. Incompresiblemente encabezada por John Fox, recién salido de Carolina con uno de los peores balances de la liga (2-14), pero también Perry Fewell, coordinador defensivo de los New York Giants, el coordinador defensivo de los Jaguars, Dirk Koetter, el coordinador ofensivo de los Texans, Rick Dennison, Jim Fassel ex-head coach de los Giants y viejo conocido de Elway o el coordinador defensivo de los Saints, Gregg Williams.
El conflictivo dueño de los Cleveland Browns, Mike Holmgren, consiguió contener su ímpetu y esperar a que la temporada finalizara para despedir a Eric Mangini como head coach. Un técnico que parece no saber traducir a resultados su gran experiencia en cargos de dirección como debería avalar su paso por los Ravens (offensive assistant), Jets (defensive assistant), Patriots (defensive backs coach y defensive coordinator) y, de nuevo, Jets como head coach.
Pero la constatación efectiva de dos pésimas temporadas con idéntico balance (5-11), han dado con sus huesos fuera del Cleveland Brown Stadium. Otra franquicia en busca de un nuevo responsable. Suenan el anteriormente referido Perry Fewell y Jon Gruden, a quien hemos visto como comentarista de la ESPN tras pasar por la máxima dirección de Raiders y Buccaneers.
En los Carolina Panthers, Ron Rivera -coordinador defensivo de los San Diego Chargers y gran pérdida para éstos últimos-, ha sido contratado en substitución del hasta ahora head coach de la franquicia, John Fox. Muchos nombres habían sido relacionados con esta franquicia donde el único camino posible parece pasar por un proceso de renovación fundamentado, pero no solo eso, en Jimmy Clausen y en potenciar el juego de la formación ofensiva.
Más hacia el oeste, en plena costa del Pacífico, dos han sido las franquicias que han renovado el banquillo. Los 49ers inician el enésimo proyecto de los últimos años. Con cada llegada de un nuevo head coach han intentado lanzar el mensaje de la reconstrucción, sin prisas pero sin pausas. Y con cada destitución, sus sombríos seguidores han sentido como si estuvieran viendo, una y otra vez, la misma película. Necesitan menos palabras y más hechos y lo necesitan ya. Mike Singletary fue despedido tras caer ante los Rams asumiendo la dirección interina Jim Tonsula -responsable de la línea defensiva-. Nada nuevo bajo el sol. Ahora el camino se iniciará depositando su suerte en manos del mejor head coach NCAA, Jim Harbaugh -pretendido por otras franquicias-, joven, preparado, ofensivo y hermano del HC de los Ravens. No bastará solo con eso; de nuevo el maldito cartero entregando a la afición esa carta titulada "reconstrucción". Atentos al movimiento de jugadores. Y mientras en el lado oeste de la bahía buscan un proyecto, en la orilla Este se empeñan en cortar cualquier brote verde que pueda amenazar con crecer. Tom Cable ha sido despedido -o mejor dicho "no ha sido ejecutada la opción de prórroga de su contrato"-, tras conseguir para los Oakland Raiders su mejor marca, aún siendo un discreto registro de 8-8. Si el movimiento viene motivado por el interés que el propietario de los Raiders, Al Davis, tiene en otorgar todo el mando a Hue Jackson, hasta ahora coordinador ofensivo y objeto de predilección del máximo mandatario, entonces aún cabría una explicación coherente a la no continuidad de Cable. Pero si al final de todo, los Oakland Raiders han llegado hasta aquí para embarcarse en un carrusel de entrevistas en la búsqueda de un nuevo head coach, entonces deberíamos acudir al dicho de "de donde no hay, no se puede sacar".
Ante tal baño de sangre, uno puede pensar que cualquier muestra de confianza que se tenga hacia el trabajo de un head coach, deberá ser visto como algo a alabar. Esto es así en la mayoría de los casos, pero no me resisto a hacer patente mis dudas respecto a un nombre: Norv Turner.
Si yo fuera Alex Spanos o A.J. Smith, me sentaría, la mañana siguiente a acabar la competición para avisarle de que no iba a permitir otra temporada como la presente. Sí, es fantástico tener al segundo mejor quarterback de la liga, con un QBrating de 101,8. Es maravilloso contar con el mejor ataque de la NFL, con más de seis mil yardas totales y un parcial por partido de 395,6. Es increíble estar al frente del segundo equipo más anotador, en puntos totales (441) y por partido (27,6). Hasta aplaudiría con las orejas a mi defensa, la que menos yardas encaja, en total y por partido, si aprendieran a no encajar tantos puntos. Todo eso está francamente muy bien.
Pero Turner, debe ser capaz de una vez por todas, de hacer jugar al equipo desde la primera jornada de temporada y no, como viene sucediendo en las últimas temporadas, poniéndose las pilas cuando los otros equipos ya se han puesto en ventaja. Y acceder a la post temporada, para un equipo como los San Diego Chargers, tiene que ser una obligación, no un éxito.
No os apuréis, la música sigue sonando y los danzantes se mueven al ritmo de la competición. Puede que aún queden sorpresas por descubrir.