Fluminense vive un gran momento y en ello, mucho tiene que ver Darío Conca. Capitán y emblema, el crack argentino es la gran figura de un equipo “Tricolor” al que lo separan solo dos encuentros del titulo de Campeón.
Difícil es no estar en Brasil y tomar real dimensión del alcance y la magnitud adquirida por Conca en estos años. La torcida carioca lo ama y el zurdo de 27 años responde dentro de la cancha. Descolla con sus actuaciones y marca goles antológicos.
Conca, líder en asistencias y autor de nueve goles hasta aquí -los ultimos dos en la vistoria del pasado fin de semana ante el São Paulo (4-1)- es considerado por la gran mayoría como el mejor futbolista del campeonato. Todo el mundo lo elogia; los periodistas especializados, su entrenador, Muricy Ramalho, sus compañeros –Deco entre ellos- y hasta sus rivales.
No en vano, en una encuesta realizada hace pocas semanas por el Diario Lance, el 70% de los consultados manifestó que es un crack y que hasta habría que nacionalizarlo para que juegue por la Selección brasileña.
No son demasiados los recuerdos que a uno se le vienen a la mente al recordar a Conca jugando en Argentina. Formado en las divisiones menores de Tigre –debutó con 15 años jugando en la B Nacional- el nacido en la localidad bonaerense de Gral. Pacheco fue adquirido por River en 2003.
Ni con Manuel Pellegrini ni con Leonardo Astrada, Conca logró tener continuidad –los futbolistas de gran nivel con los que competía fueron un impedimento en este sentido- y en julio de 2004 armó las valijas y voló rumbo a Chile, dispuesto a hacer sus primeras armas en el extranjero.
En el Club “Cruzado” coincidió con Jorge “el Polo” Quinteros, con quien conformó una gran dupla, obtuvo el Clausura del año 2005 y alcanzó las semifinales de la Copa Sudamericana –el equipo cayó eliminado a manos de Boca, a la postre el campeón-.
Tras dos muy buenos años en Chile, país en el que se dio a conocer y dejó sus primeros grandes pincelazos, el zurdo volvió a la Argentina y vistió los colores de Rosario Central –fue dirigido nuevamente por Astrada-. El infortunio, no obstante, se apoderó nuevamente de su presente y la falta de partidos lo terminó alejando del club.
Quiso el destino, siempre obstinado, que su lugar en el mundo sea Brasil. En enero de 2007 acordó su incorporación al Vasco da Gama y tras pasar allí una temporada –su nivel fue en ascenso- se sumó a las filas del Fluminense.
El flechazo fue instantáneo. Fiel a su estilo, Conca enamoró a todos con sus gambetas dignas de potrero, sus eslaloms alucinantes, siempre con el balón pegado a su botín izquierdo, y sus goles de larga distancia.
Fueron esquivos los títulos -Fluminense perdió ante la Liga de Quito la final de la Copa Libertadores 2008 (Conca erró el primer penal de la definición) y de la Copa Sudamericana 2009- sin embargo el idilio permaneció.
Acceder a aquella final de la Sudamericana, no fue fácil para el “Flu”, al que por aquel entonces lo aquejaba el fantasma del descenso. Fue importante, en ese momento, el aporte de los futbolistas de mayor jerarquía. Con ellos en control de las emociones, el equipo superó por un punto a Coritiba y logró esquivar la Serie B.
Pasó casi un año y hoy el presente es muy distinto. Con 65 unidades, una más que el Corinthians y dos mas que el Cruzeiro, Fluminense se encuentra a las puertas de un titulo que consiguió por primera y única vez hace 26 años. El gran “Romerito” fue el artífice de aquel trofeo obtenido en 1984. Darío Conca, el crack al que en Argentina parecen haber olvidado, transita el mismo camino.