"Vamos a suponer que cierto día o cierta noche un demonio se introdujera furtivamente en la soledad más profunda y te dijera:/Esta vida tal como tú la vives y las has vivido tendrás que vivirla todavía otra vez y aún innumerables veces; y se te repetirá cada dolor, cada placer y cada pensamiento, cada suspiro y todo lo indeciblemente grande y pequeño de la vida/".
Como dijo Milan Kundera: La idea del eterno retorno es misteriosa y con ella Nietzsche dejó perplejos a los demás filósofos: ¡Pensar que alguna vez haya de repetirse todo tal como lo hemos vivido ya, y que incluso esa repetición haya de repetirse hasta el infinito!
Esto le da una dimensión completamente diferente a las cosas, ahora tienen sentido, son importantes, ya no son fugaces, y sobre todo nos hacen caer en la cuenta de que, si tenemos la certeza de que las cosas se van a repetir, ya no nos las tomaremos tan a la ligera. ¿Nos seguiría dando igual que se repitiera el holocausto nazi?
¿Que Franco volviera una y otra vez?
¿Echaríamos en el olvido todo lo que hemos perdonado sabiendo que nos lo van a volver a hacer?
Parece que lo que nos han enseñado las diferentes iglesias a través del tiempo es una perversión. Los corruptos, los pederastas, los asesinos, los violadores, los secuestradores, los usureros y avariciosos banqueros son perdonados de antemano y por tanto asumimos que su comportamiento esta perfectamente permitido.
Se nos ha dicho siempre que somos insignificantes, apenas una mota de polvo en el universo, lo que implica que nuestras acciones carecen de sentido, de valor; a diario se nos dice que la vida es apenas un soplo de viento, un leve parpadeo. ¿Somos de verdad tan poca cosa o lo que hacemos tiene sus consecuencias?
Y si tenemos que asumir consecuencias tan tremendas es apenas lógico pensar que pesa sobre nuestros hombros una gran carga, una tremenda responsabilidad.