Revista Cultura y Ocio

Dashiell Hammett: Una mujer en la oscuridad

Publicado el 04 diciembre 2022 por Juancarlos53

«Al encararse con ella, la mujer, había embellecido: tenía abundantes pestañas, los ojos rasgados, bien separados bajo una frente amplia y suave, boca no pequeña sino expresiva, cincelada con sensibilidad y, a la luz del fuego, los planos de su rostro aparecían tan claramente definidos como superficies esculpidas.»

Dashiell Hammett: Una mujer en la oscuridadComo decía el poeta Miguel Hernández, como el rayo se me cruzó el último día del mes de noviembre esta novelita que Dashiell Hammett, el considerado fundador norteamericano de la novela policíaca moderna, publicara en 1933 en la revista Liberty. Tras esta salida a la luz, Una mujer en la oscuridad permaneció perdida durante muchos años hasta que estudiosos de la obra de Hammett la redescubrieron en los años 80 del pasado siglo.
Es un relato largo o una novela corta, según se prefiera. A mi entender es más relato que novela dado que el inicio, con la aparición de una hermosa mujer en la oscuridad de la noche, es fulgurante, imprevisto y hasta cierto punto desconcertante. ¿Quién será esta belleza que, con el tacón roto de uno de sus zapatos en la mano, emerge avanzando a trompicones en mitad de la noche? ¿Qué le ha ocurrido? Y, lo que es más importante, ¿qué le sucederá a partir de ahora cuando se abra la puerta de la única casa que ve en su huida y que piensa le servirá de refugio?
Los anteriores interrogantes van a irse despejando según pasan las páginas. Ella es Luise Fisher. Se trata de una femme fatale [últimamente se ha escrito mucho sobre este concepto que se considera hoy asociado al machismo. El artículo que en octubre de este año apareció en la revista El Cultural es muy clarificador al respecto] que se gana la vida seduciendo hombres que le puedan proporcionar un mejor pasar. Lo que ocurre es que a veces se equivoca en la elección y el elegido resulta ser un individuo cruel y violento. Pero afortunadamente ella, la mujer, sexo débil en la mítica novelesca desarrollada por Dashiell Hammett, encontrará un hombre que la protegerá y, en cierto modo, la redimirá. Este hombre es Brazil, recién salido de la cárcel donde ha pasado un tiempo por un delito que no cometió. Brazil es un caballero y Luise es lo que hoy eufemísticamente se llama, en estúpido anglicismo, una escort. Hay en la novela dos triángulos amorosos que pivotan, respectivamente, uno en Brazil, el formado por él mismo, Luise y Evelyn, una joven chica que abandonó la casa paterna para estar con Brazil; el otro en Luise, constituido por ella, Brazil y el gánster Robson con el que Luise ha viajado por el mundo y al que ahora ha decidido abandonar. 
Son dos los hombres que se enfrentan por una mujer y dos mujeres las que se disputan a un hombre. Los vencedores de estos combates serán los pivotes respectivos de los triángulos señalados antes; esto está claro desde la brusca irrupción inicial de Luise en la cabaña de Brazil y Evelyn. En indirecta ayuda de Luise acudirá Grant, el barbudo padre de Evelyn que, escopeta en ristre, reclama a Brazil la entrega de su hija. En decidida oposición a Luise y a Brazil se moverá Robson, el cliente del que ha escapado Luise, y su compinche Conroy quienes para conseguir su propósito, o sea, que la huida Luise vuelva con ellos, se ayudarán de unos corruptos policías.
Como se ve los mimbres de lo que es una novela negra están debidamente puestos. Y digo que sólo los mimbres porque en mi opinión este relato bien podría ser el esquema, la maqueta, el guion primero de una posible novela larga. Creo que a pesar de que los personajes se comportan de la manera que se espera de ellos: con audacia y determinación los hombres, en especial Brazil y quienes lo ayudan (la pareja formada por Dunny y Fan), y de modo más mesurado ellas, haciendo uso de lo que tópicamente -en gran medida por culpa de la novela negra clásica- se ha venido en denominar sus armas de mujer; digo que, a pesar de esto, falta desarrollo, evolución, profundidad en la justificación de las acciones de los mismos. Quizás sólo Brazil y Luise están mejor delineados, en especial ella, Luise, quien en la consideración de todo el pueblo de Mile Valley donde sucede la acción, representado en la figura del viejo Grant, es una prostituta («¡Bah! ¡La palabra de la furcia confirma la del presidiario!», dice el padre de Evelyn). Sin embargo, cuando se ofrece carnalmente a Brazil, su nuevo protector, dedica a éste expresiones de sincero amor, al tiempo que utiliza sabiamente el característico juego amatorio de avances y retiradas  
«Se sacó las manos de los bolsillos, se agachó, la levantó y la besó brutalmente.
Durante un instante ella se quedó inmóvil. Luego se desprendió de sus brazos y le abofeteó la cara con los dedos cerrados. Estaba blanca de ira.
El le cogió la mano, la bajó descuidadamente y gruñó:
—No haga eso. Si no quiere jugar, no quiere jugar y punto.
»
Los comportamientos establecidos y protocolizados tradicionalmente del hombre que se lanza y de la mujer, tímida y honesta, que rehúsa sus avances amatorios son claros en esta cita. 
Leyendo el relato me parecía estar viendo en mi cabeza a Brazil y Luise Fisher con la figura de los actores Humphrey Bogart y Lauren Bacall que tantas veces dieron cuerpo a personajes salidos de novelas negras de los dos grandes fundadores del género: Raymond Chandler y Dashiell Hammett. Sirvan de ejemplo, que ahora mismo yo recuerde, la espléndida actuación de Bogart y la Bacall en El sueño eterno (The Big Sleep, 1946), de Howard Hawks, película inspirada en la homónima novela de Raymond Chandler. También Humphrey Bogart destaca en El halcón maltés (The Maltese Falcon, 1941) de John Huston metiéndose en el papel del detective Sam Spade creado por Dashiell Hammett; en esta película, Bogart tenía de partenaire no a Laurent Bacall, sino a Mary Astor.
Dashiell Hammett: Una mujer en la oscuridad
En definitiva, Una mujer en la oscuridad, novelita de apenas 70 páginas, me ha gustado. En ella aparecen perfiladas -sólo perfiladas, insisto- las características de la novela negra que Dashiell Hammett despliega en sus grandes relatos aparecidos antes -la mayoría- y después -sólo su novela El hombre delgado-. En la reseña que de la novela El halcón maltés hice ya hace ocho años señalé las particularidades de esta tendencia novelística refundada por Chandler y Hammett [para acceder a esa entrada pinchad AQUÍ].
Algunas frases de Una mujer en la oscuridad que revelan alguna de las características del noir de Dashiell Hammett:
  • Erotismo:
    • «Se fue despacio hacia la cama y se sentó lo más lejos posible de él. Sin mirarle, observando la foto de un caballo que había en la pared. Su rostro traslucía frialdad y orgullo. Dijo:
      —Seré lo que sea, pero pago mis deudas —en esta ocasión la calma deliberada de su voz era insolente—. Le he metido en este lío. Bueno, si ahora puede encontrarme de utilidad... —se encogió de hombros
      ».
  • Descripciones precisas:
    • «La puerta de la calle se abrió cuando él giró el picaporte, admitiéndolos a un corredor mal ventilado en el que una luz sorda iluminaba un manchado papel de pared que en otro tiempo tuviera un diseño vivo, una alfombra raída y una desgastada escalera con barandilla de bronce».
  • Bajos fondos, sexo, alcohol:
    • «Robson meneó la cabeza de arriba abajo, sonriendo socarrón.
      —Todavía no te he sacado el beneficio que me corresponde —dio un paso hacia ella.
      Ella retrocedió hacia la mesa y cogió la botella de whisky por el cuello. —¡No me toques!
      »

Para finalizar
Según leía el relato y recordaba las míticas películas de cine negro norteamericano firmadas por John Huston, Howard Hawks o el mismísimo Alfred Hitchkock, llenas de comportamientos machistas, objetualización de la mujer y otras conductas de este tenor, no podía por menos que rezar por que la política de la cancelación, tan en boga hoy en occidente, no alcance en su prohibición a estas narraciones clásicas y sus versiones fílmicas. ¡Por Dios! ¡Ojalá que quienes practican la revisionista censura moral del pasado desconozcan la existencia de estas obras de arte! ¡Ojalá que su conocimiento del mundo siga reducido al hoy, sólo al hoy, y que, por su acendrada incultura, no apliquen criterios actuales a momentos del pasado! Habrá que rogar, sí, para que nos dejen seguir disfrutando del arte y que las obras del pasado no sean destruidas u ocultadas sólo por el hecho de no ser acordes con lo que se debería de pensar hoy.Dashiell Hammett: Una mujer en la oscuridad

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