Por motivos de derechos de uso, todas las imágenes y tablas de esta entrada son de elaboración propia. Asimismo, los datos utilizados están a disposición del público (FEIQUE, INE, etc.) y no se vulnera ningún tipo de confidencialidad. Usted puede utilizar el contenido de esta entrada sin necesidad de citarme; eso sí, por ser yo humano y por lo tanto falible, recomiendo contrastar los datos antes.
No hay duda de que la crisis económica en la que seguimos inmersos, cuyo inicio se sitúa entre 2007 y 2008, ha afectado a todos los sectores: al primario, a la industria, a la construcción, a los servicios, etc. Pero no todas las industrias se han visto afectadas de igual manera. En España, llama la atención que, entre todas las industrias manufactureras, sea la química la que mejor se ha salvado de la quema.
El sector químico en España constituye, en términos de cifra o volumen de negocios, un 14% del tejido industrial global. La contribución al PIB industrial supone nada menos que un 11%.
Tejido empresarial
En el sector químico nacional operan más de 3.100 empresas, y eso sin contar las empresas sin asalariados (autónomos o empresas constituidas únicamente por los socios, p. ej.). Las sociedades con menos de 50 empleados suponen un 85% del total. El 92% cuenta con menos de 100 trabajadores en plantilla. Las grandes empresas con mil o más empleados suman solamente un 0,4% del entramado industrial químico en España.
Empresas insertas en la industria química española, según su tamaño.
Entre tanta pequeña y mediana empresa, es evidente que son las grandes compañías las más conocidas por la población. Las principales son: Repsol, CEPSA, BASF Española, DOW Chemical Ibérica, Bayer Iberia, Novartis, Pfizer, Grupo Puig, ERCROS, Henkel Ibérica, Solvay Ibérica.
¿Dónde se encuentran estos productores? La distribución geográfica no es precisamente homogénea. Las empresas ubicadas en Cataluña generan el 44% de la facturación, las situadas en Madrid un 16%, y a estas regiones las siguen la Comunidad Valenciana (8%), Andalucía (8%) y País Vasco (4%). Dentro de Cataluña, destacan las provincias de Barcelona y Tarragona.
Señalización de las principales Comunidades Autónomas en la industria química.
Evolución temporal desde 2007
Comenzaba esta entrada hablando de la crisis. Concretamente, de cómo repercutía en la industria química de manera distinta que en el resto de industrias manufactureras. Pues bien, en la siguiente gráfica pretendo explicar por qué:
Cambio porcentual en la cifra de negocios desde el inicio de la crisis.
Los números son porcentajes: en este caso, el porcentaje de cambio en el volumen de negocios de 2007 a 2012. Una barra roja significa que la cifra de negocios se ha visto reducida en este período. Solamente la industria química y la industria alimentaria han crecido en volumen de negocios. La química lo ha hecho de 49.743 millones de euros en 2007 a 55.117 millones de euros en 2012. En el otro extremo, la industria manufacturera de productos minerales no metálicos ha disminuido de 39.309 millones de euros a solamente 15.675 millones de euros.
Una explicación plausible es la diferente elasticidad de la demanda de estos bienes. En efecto, los productos de química básica y muchos productos alimentarios tienen una demanda marcadamente rígida. Además, los incrementos en el rendimiento de los procesos implican una menor necesidad de materias primas y maquinaria.
El consumo por habitante y por año fluctúa, oscilando en torno a 1.200-1.300 euros. En línea con lo expuesto anteriormente, la crisis económica no ha supuesto una reducción en el consumo de bienes de la industria química. Consumo de productos del sector químico, por habitante, desde el inicio de la crisis.
El producto interior bruto total de la industria manufacturera es de 126.000 millones de euros (datos de 2012). En 2007, fue de 136.000 millones de euros. La disminución es de un 7,4%, y eso sin tener en cuenta la (escasa pero existente) devaluación del euro.
Contribución de los diferentes sectores al PIB industrial español.
Los números indican porcentajes del producto interior bruto industrial en 2012. En azul, cuando este porcentaje es mayor que en 2007; en rojo, cuando es menor que en dicho año. La industria química es uno de los pocos sectores que han conseguido un aumento en el producto: de 12.902 millones de euros en 2007 a 13.536 millones en 2012. Este mérito solamente es compartido por la manufactura de material de transporte y, claro está, por la industria alimentaria.
Balanza comercial
Las importaciones superan a las exportaciones de la industria química española. En el período comprendido entre enero y agosto de 2014, las exportaciones fueron de aproximadamente 121 mil millones de euros (implicando un ligero aumento respecto al mismo período del año anterior), mientras que las importaciones ascendieron a 150 mil millones de euros (implicando un aumento mayor). Destaca el gran aumento en las exportaciones de productos de química básica orgánica, contrastando con una gran reducción en las exportaciones de fertilizantes.
Con todo y con ello, el sector químico es el segundo mayor exportador del tejido industrial español. Y la tendencia general es creciente.
Evolución de las exportaciones y del índice de cobertura (relación porcentual exportaciones/importaciones).
Empleo
Como viene siendo habitual en cualquier industria manufacturera, el número de empleados se ha reducido progresivamente. Y eso no es necesariamente malo: al fin y al cabo, significa producir el mismo valor con menos recursos. De hecho, las ventas por empleado se mantienen o crecen.
Evolución de la media de asalariados y de las ventas por asalariado desde el inicio de la crisis
La coyuntura económica de un contexto de crisis, por supuesto, es un factor a considerar. Pero la reducción de empleo es tan escasa, especialmente en comparación con otros sectores, que el progreso técnico se postula como la causa más probable. Aquí, por “progreso técnico” no me refiero a descubrimientos innovadores, sino a la aplicación de conocimientos existentes que aún no se habían aplicado en tal o cual planta. Por ejemplo, el hecho de que, por norma general, pasar de un proceso discontinuo a un proceso continuo implica un control automático más fácil y una disminución en la mano de obra. O la vieja idea de la economía de escala, en virtud de la cual se han cerrado algunas plantas para ampliar la capacidad de otras.
No está de más comentar que la industria química cuenta con un índice de estabilidad laboral muy alto. El 95% de los contratos son de carácter indefinido, frente a un 68% en la construcción y un 77% en el sector servicios.
Fuentes: