Y tú, escritor, ¿a qué aspiras?
David Fernández Cañaveral">">David Fernández Cañaveral">">David Fernández Cañaveral" height="250" width="250" alt="David Fernández Cañaveral" class="alignleft wp-image-2621 size-full" />Como escritor, nunca he aspirado a nada más allá de conseguir que los lectores disfruten con mis obras y, si es posible, me transmitan su satisfacción, pensamientos y opiniones. Hoy, gracias a la autoedición y las redes sociales, estoy viendo ese objetivo cumplido con mucha alegría. Y, para mí, no existe mayor aspiración, ¡ni mayor ilusión!
Empezar a escribir es algo que sucedió porque tenía que suceder. Fue inconsciente. Las ideas necesitaban salir de mi cabeza para dejar espacio a otras nuevas. Y en este camino que nunca acaba, hay obras y autores que me marcaron, que me inspiraron, magníficas aspiraciones, referentes que seguir y perseguir cuando escribo mis novelas.
Son muchos y, aunque mis novelas tengan una carga de fantasía importante (notable en El triángulo escaleno, más sutil y sombría en Dados de cristal), los autores y obras que yo podría considerar mis referentes no son necesariamente de fantasía. Pero, en ese género en concreto, sí hay una novela que sobresale en mi interior: La historia interminable, de Michael Ende, que me fascinó con aquella historia que nacía dentro de otra historia, con un mundo increíble, y se interrelacionaba hasta fundirse de una manera maravillosa.
Entre los autores cuyo trabajo me espolea a continuar, destaco al fallecido el año pasado, Gabriel García Márquez. Me vienen siempre a la cabeza la delicadeza de sus Doce cuentos peregrinos (¡ay, como disfruté con ese donde los niños inundaban el piso de sus padres de luz!) o el estilo de Crónica de una muerte anunciada. Su realismo mágico me asombró y me mostró su capacidad de manejar con maestría la delgada línea entre la realidad y la imaginación, lo verosímil y lo fantasioso. En sus obras, todo era como tenía que ser.
Otra genial autora que falleció el año pasado es Ana María Matute. Tengo recuerdos muy gratos de las noches que leí su detallado Olvidado Rey Gudú. Me encantó la impresión de tenaz anhelo y sempiterna melancolía que transmitían sus páginas. El olvidado reino de Olar representaba una auténtica reivindicación de la fantasía que nadie debería superar. Los hechos que acaecían a Ardid, Almíbar o hasta la princesa Tontina estaban cargados de una emotividad que rasgaba el alma y, finalmente, llenaba el mundo de lágrimas.
Algo cambió en mí, por otra parte, durante los intensos meses en los que leí los siete (u ocho) volúmenes de La torre oscura, el magnum opus de Stephen King (tal como él mismo lo considera y reivindica). Coincidió con una época de grandes y buenos cambios para mí. Me acompañó, me divirtió, me enseñó y me inspiró. Querría que King no dejara de idear, de vez en cuando, nuevas aventuras del ka-tet de Roland Deschain, para revisitar a Eddie, Susannah, Jake y, ¡por supuesto!, a Acho. Deseo viajar a través de Mundo Medio.
Y hay muchas, muchas obras más, así como sus autores, que podría enumerar como los referentes que me espolean para seguir adelante en el sendero de la escritura y la edición independiente. Se me ocurren, por ejemplo, el enorme Ciclo barroco de Neil Stephenson. Y otras tantas. Y estarás de acuerdo conmigo, estimado lector, en que lo más maravilloso de leer es que, con ello, nunca se deja de aprender, no solo para escribir.
El resultado de todos estos referentes son mis dos novelas hasta el momento. La primera, El triángulo escaleno, con la fantasía de tres historias entremezcladas, desde tres épocas y lugares diferentes. La segunda, Dados de cristal, el inicio de la serie Ciudad Fortuna, en un mundo gobernado por la suerte, con un gafe como protagonista.
“Dados de cristal”, primera novela de la serie “Ciudad Fortuna”.
Mi mayor aspiración, estimado lector, es que la lectura de mis libros te llegue al corazón, que te haga disfrutar y que encuentres algo especial en ellas; algo que, ojalá, me puedas transmitir. Me encantará tener esa conversación contigo. Las páginas de un libro son el mejor lugar donde dos personas, lejos en el espacio y el tiempo, pueden encontrarse.
¡Que las páginas de El triángulo escaleno y Ciudad Fortuna nos reúnan mucho tiempo!
David F. Cañaveral (1983) reside en la localidad de Aranjuez. En 2014, publicó El triángulo escaleno, su primera novela de fantasía, fruto de cinco años de trabajo. En 2015, publica Dados de cristal, el primer volumen de la serie Ciudad Fortuna.
Enlaces donde puedes encontrar a David Fernández Cañaveral:
Enlaces a la obra de David Fernández Cañaveral:
El triángulo escaleno.
Dados de Cristal.
Suscríbete Tweet