Si resides en Madrid y sientes debilidad por la iconografía norteamericana, y en concreto, por esa franja entre los años cincuenta y setenta a la que se prende la etiqueta vintage, la obra David Levinthal llegará sin escalas a tu corazón. Romántico empedernido, el fotógrafo ha demostrado en sus anteriores series que, pese a su carga prototípica, la cultura pop gusta, que el cómic, los albores de la televisión, la publicidad y las revistas pulp han dejado una huella indeleble que de tanto en tanto vale la pena reforzar con un ejercicio de nostalgia, y Levinthal, habilidoso fotógrafo de estudio, ha sabido conjugar realidad e impostación a través de una serie de retratos a muñecos y juguetes. Sus cowboys, pin-ups y jugadores de baseball hablan de la sociedad americana y su facilidad para exportar mito o convertir los ajenos en nuevas historias que venerar durante décadas. Star Wars, su nueva serie, no necesita presentación, tan solo decir que, a través de las figuras comercializadas por Lego, Levinthal y su Hasselblad recrean la épica galáctica más grande y rentable de la historia, convirtiendo lo que podría ser una serie oportunista en un ejercicio técnico a tener en cuenta. Entre sus características, el contraste entre las figuras y los fondos monocromos, la fuerte iluminación, el uso de una mínima profundidad de campo y los encuadres próximos, todo ello trabajado in situ, un hábito que Levinthal ya experimentó en el pasado a través de sus polaroids.
En cualquier caso, Star Wars es una muestra que despierta interesantes reflexiones acerca del papel del juguete a lo largo de nuestra historia, pasada y presente, donde la tecnología ha usurpado parte su protagonismo didáctico pero no ha podido hacer lo mismo con el lúdico, ese lado que conecta directamente con la fantasía y nuestros sueños.
La exposición Star Wars de David Levinthal estará disponible hasta septiembre en la Galería Javier López.