David Lynch – The big dream

Ayer salió al mercado –oficial- lo nuevo de David Lynch, digo oficial porque el mundo entero lo tenemos desde hace 8 días. Es curioso como pasan estas cosas. El menda lo pone en streaming y a tomar por culo la bicicleta. Uno lo ripea, otro lo sube y el planeta tierra tiene en su poder el LP una semana antes.

No se hasta cuando le va a durar al bueno de David el rollo ese de payaso psicópata y loco. Recordad que el álbum de debut del cineasta se llama “Crazy clown time”. Los 13 cortes de este “The big dream” son una continuación total de su primer disco. Es como si le hubieran sobrado un puñado de canciones para seguir explotando el rollo de músico. Ya se sabe que cuando un borrico coge una senda, aunque esta se acabe el borrico sigue.

Sigue la misma voz achechina y ese rollo entre místico y divino. Este viaje tengo el placer de tener un corte maravilloso (que con diferencia le da sentido al disco) con la colaboración de Lykke Li. La sueca es una de mis debilidades y no digamos el de Montana.

A mí personalmente me gusta, me hace disfrutar pero repito que no se hasta cuando le va a durar el juego. Entiendo que a más de uno le parezca una burda copia de su primer largo y pueda pensar que esta mierda ya estaba escrita hace mucho tiempo.

Si os gustó el primero os gustará este segundo. Lo que ocurre muchas veces en estos casos, donde la música es compleja y “difícil”, es que la línea que separa el amor y el odio es tan fina que puede sobrepasarse sin darte cuenta y caer en el lado opuesto  sin quererlo.

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