Revista Cine
En la primera de las cuatro colaboraciones entre el acaudalado Robert Aldrich y Burt Lancaster, éste interpretó al guerrero protagonista de Apache (1954); en la tercera, el western crepuscular Ulzana's raid (La venganza de Ulzana, 1972), el actor se convertiría en el explorador encargado de hacer entrar en razón a un caprichoso jefe... apache. En ambos casos el tándem funcionó con relativo éxito y los indios, Lancaster sintiéndolos o persiguiéndolos, fueron dignificados, aun mostrando toda su irracional fiereza, su carácter más combativo.
En Ulzana's raid, el obcecado McIntosh (Lancaster) acompañará, junto a su fiel Ke-Ni-Tay (Jorge Luke), al destacamento de la Caballería mandado por el joven teniente Garnett DeBuin (Bruce Davidson), de rígida educación cristiana, que ha de apresar, dar muerte o mandar al otro lado de la frontera con México a Ulzana (Joaquín Martínez) y el puñado de bravos indios que han escapado de la reserva de San Antonio, apaches que quemarán, mutilarán, torturarán, violarán, matarán y desatarán un infierno. En la búsqueda por los valles desérticos de Arizona, los soldados encontrarán más de una masacre que alentará su odio: Ulzana llevaba tanto tiempo encerrado que sentía el poder debilitado, que necesitaba olores nuevos, matar a hombres para recibir el poder que se entrega al verdugo en el momento de la exhalación final. El mismo conocimiento que un militar recién graduado acabará recibiendo de un rastreador curtido que sabe cuando no le quedan más de un par de pitillos por liar.
Película del oeste rodada en el ocaso del Hollywood clásico, que no sólo soporta una lectura simplista de buenos y malos, conquistadores e inadaptados, acerca de la negativa recepción de los imberbes a los valores que trasmiten sus ancianos, sino que denuncia soterradamente la situación de la época de su rodaje, en este caso la guerra de Viêt Nam y la inocencia de los mandados a primera línea, aunque muchos creamos que es suficiente con dejarte arrastrar sin complicaciones por esta despiadada aventura de las postrimerías del siglo XIX para disfrutarla igualmente. Confusión de muchos espectadores, críticos, realizadores, el no separar la obra interior (la proyectada en la pantalla) de la realidad exterior (la de las calles), similar a la sufrida en esta cinta de acción por los blancos al ver comportarse a los indios.
Desconocido y reivindicable título que narra con violencia y crudeza, también con honor, ora desde la columna de caballería, ora desde los refugios de los escapados, el juego de estrategias y cautelosas esperas, las fechorías más indescriptibles (el juego con las entrañas del colono; el ensañamiento con el cadáver del indio) y la piedad (el tiro a la mujer asustada que grita, al soldado caído), reflejo de un tiempo que desaparecía, de costumbres que habían de reescribirse, advenimiento de una nueva era que sólo Ke-Ni-Tay parece entender.
Ulzana's raid (La venganza de Ulzana, 1972)
En el libro 1001 películas que hay que ver antes de morir (Editorial Grijalbo) se detallan 2 títulos de R. Aldrich: Kiss me deadly (El beso mortal, 1955) y What ever happened to Baby Jane? (¿Qué fue de Baby Jane?, 1962)