+ DE 1001 FILMS: 1066 - A tree grows in Brooklyn

Acercarse al cine de Elia Kazan, nacido Elias Kazanjoglou en la turca Kayseri, después de su ignominiosa comparecencia en la caza de brujas orquestada por el senador McCarthy, condiciona la mirada del espectador. Su delación en todo caso debería ser tenida en cuenta a la hora de evaluar y buscar relaciones con su carrera posterior a los hechos de 1952, nunca con la anterior, aun a pesar del inevitable proceso de gestación de todo pensamiento. Y en ningún modo como reproche a su capacidad creadora y artística.
El primero de los largometrajes dirigidos por Kazan, A tree grows in Brooklyn (Lazos humanos, 1945), adaptaba las homónimas memorias de infancia de la escritora Betty Smith, publicadas con éxito un par de años antes. En ellas se narraba la forja de Francie Nolan (Peggy Ann Garner), la iniciación a la vida de una adolescente del barrio de Williamsburg en los albores del siglo XX, años que trascurren entre libros que toma prestados de la biblioteca y devora con riguroso orden alfabético de sus autores; la compañía en los juegos de su hermano Neeley (Ted Donaldson); la vigilancia de su atareada y abnegada madre, Katie (Dorothy McGuire), ahorrando siempre un centavo para pagar su cuota semanal al cobrador del seguro de decesos de la familia; la frustración del padre, Johnny (James Dunn), camarero entregado a la botella que espera su oportunidad para cantar en los mejores teatros del mundo; las visitas de la tía Sissy (Joan Blondell), enamoradiza, pícara, siempre con palabras cálidas y una sonrisa amable en su rostro; los sabios consejos de la abuela materna (Ferike Boros); los chicos que crecen deprisa; la amabilidad del oficial de policía McShane (Lloyd Nolan) y la sombra de un árbol que se abre paso a través del suelo de cemento del patio interior para elevarse a los cielos entre cuerdas y griteríos.
Trabajo rodado íntegramente en los estudios de la 20th Century Fox, la mirada reflexiva y nostálgica al mundo de los emigrantes irlandeses, las penurias de quienes buscaban su sitio en el nuevo mundo, supuso la primera obra maestra de un autor tan grande como controvertido. Es cierto que el texto de Betty Smith, antigua compañera de clase de la Yale School of Drama del ilustre fundador del Actor's Studio, encerraba las magníficas historias que éste rodó (la reunión navideña; la conversación en el dormitorio entre el padre y Francie; la declaración final del agente; el reproche a la vida fácil que le espera al recién nacido), y otras que no incluyó (las pocas páginas del último capítulo, una elusión tan acertada como la majestuosidad del árbol, apenas entrevisto en los fotogramas pero punto de fuga de los deseos de los pequeños), pero también lo es que se acercó al entramado herrumbroso de una escalera de vecinos con la misma delicadeza, y tímida sorpresa, con que iluminaría después la pasión al final de los peldaños de A streetcar named desire (Un tranvía llamado deseo, 1951), y que extraería lo mejor de sus protagonistas (Oscar como mejor actor de reparto a James Dunn), entre los que destaca la actriz Peggy Ann Garner, quien a cambio le entregaría la que los libros recogen como mejor interpretación infantil de la historia del cine.
A A tree grows in Brooklyn, historia dickensiana (pobreza, resolución, sacrificio, infancia, alcohol, futuro...), de pulpa tierna y corazón amargo por tanto, que demuestra la fuerza de la entrega, el triunfo del talento, el coraje de los desprotegidos, no se le puede poner peros. Ni siquiera que un drama realista de denuncia social termine con un happy end. Inevitable conclusión, pues aunque la Norteamérica retratada sea anterior a la WWI lo cierto es que en su estreno el mundo se encontraba inmerso en la WWII, que la gente quería evadirse cuando compraba una entrada, amén de que en la vida no todo son lágrimas.
A tree grows in Brooklyn (Lazos humanos, 1945)
En el libro 1001 películas que hay que ver antes de morir (Editorial Grijalbo) se detallan 3 títulos de E. Kazan: A streetcar named desire (Un tranvía llamado deseo, 1951); On the waterfront(La ley del silencio, 1954) y Splendor in the grass (Esplendor en la hierba, 1961).