Saliendo de la ciudad de León y nada más pasar La Virgen del Camino siguiendo el Camino de Santiago se nos ofrecen dos alternativas: ir por Villadangos o por Villar de Mazarife para llegar hasta Puente de Órbigo. Voy a mostraros algunas maravillas si optáis por caminar por la opción de Villar.
Una vez llegados a Chozas de Abajo seguimos los indicativos del Camino de Santiago para salir hacia Villar de Mazarife. Normalmente se para en el bar, solo hay uno en el pueblo, y después se caminan los cuatro kilómetros que faltan hasta Villar. Pero os mostraré una pequeña variante que os dejará asombrados. Por la Laguna de la Fuente Blanca.
Nada más salir del pueblo de Chozas de Abajo un cartel nos indica para que abandonemos la carretera de Villar y nos vayamos por una pista forestal, está marcada con indicativos de la Ruta de Las Lagunas de Chozas. Dejamos atrás las últimas casas del pueblo y seguimos por esa pista hacia el norte.
La pista nos lleva por campos de maíz durante algo más de un kilómetro hasta llegar a la laguna. Ojo, la laguna no se ve a simple vista pues un gran muro, una torca de cemento, cubierto de zarzas impide que se vea a simple vista.
Subiéndonos a la torca y caminando por los bordes descubrimos que en realidad son tres grandes estanques, siendo el primero de todos el más grande y profundo. Chozas de Arriba queda a un kilómetro escaso de la laguna.
La laguna de la Fuente Blanca, aunque de origen humano, se utilizó para regar los campos de Chozas, está repoblada con carpas y cangrejos de río y docenas de aves acuáticas se pasean por sus aguas en estos días del otoño. No parece que vayan a emigrar más al sur pues los inviernos son cada año más y más suaves. Consecuencias del Calentamiento Global.
Con un poco de paciencia podremos ver docenas de aves acuáticas como cercetas, azulones y avefrías, y algún milano real cazando carpas de la laguna.
Al lado de la laguna encontramos una extraña construcción, ¿qué es esto? ¿fort apache? Pues no, es El Bosque de Suri.
El Bosque de Suri es una doble iniciativa de Daniel, por un lado es un hogar de acogida de perros abandonados, actualmente tiene 15 perros en su refugio, y también un pequeño huerto donde docenas de personas han plantado un árbol de su elección. Estuve charlando con él un buen rato y me permitió subir a su torreón de madera para fotografiar de nuevo la laguna de la Fuente Blanca. Al fondo el macizo de Peña Ubiña y El Cirbanal son las únicas montañas que muestran algo de nieve; y estamos a 10 de diciembre.
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Después de la visita a la laguna podemos elegir: ir hacia Villadangos del Páramo, que lo vemos al fondo o hacia Villar de Mazarife; la distancia es la misma. Yo elegí ir hacia Villar y aprovechar para fotografiar setas por los caminos, con tanta humedad y las temperaturas tan suaves no dejan de salir por todas partes. Se tarda apenas una hora en llegar a las primeras casas de Mazarife. Su nombre medieval era Castro de Santiago de Mazarife pero en la edad moderna lo cambiaron al actual.
De vuelta al Camino de Santiago, hemos andado poco más de un kilómetro a mayores, nos encontramos con una pequeña laguna a la entrada de Villar de Mazarife. Merece la pena parar unos minutos a descansar, hay bancos y mesas de piedra, y darse una vuelta por laguna; siempre podremos encontrar cigüeñas o lavanderas blancas, también pinzones y carboneros o herrerillos. La laguna aún no se ha helado este año y a este paso no se helará este invierno.
Al llegar a Villar de Mazarife siempre paro en el albergue de peregrinos El Refugio de Jesús, que está abierto todo el año. Estuve tomando un par de chatos con él pues aunque estaba liado ordenando el albergue y con labores de desinfección siempre encuentra un rato para charlar con un viejo peregrino. La primera vez que estuve en su Casa Jesús fue en el año 1.999; mucho ha llovido desde entonces y muchas cosas han cambiado en el Camino de Santiago, empezando por su albergue.
Tanto si decide usted quedarse en Villar de Mazarife con Jesús y su familia o si decide continuar Camino de Santiago no deje de visitar la Laguna Redonda. Se encuentra a las afueras del pueblo, hay que diriguirse al depósito de aguas y una calle cuesta abajo le llevará directamente a la laguna.
En esta pequeña Laguna Redonda, de unos 1.500 metros cuadrados de superficie, podrá ver usted docenas de aves acuáticas de todo tipo. Hay bancos y mesas donde descansar y se pueden fotografiar con un poco de astucia; pues enseguida se alejan si notan humanos.
Otra pequeña maravilla para los amantes de las aves acuáticas y la ornitología en el Camino de Santiago, ¡y tan solo habremos añadido un par de kilómetros a nuestra etapa del día. ¿No merece la pena el esfuerzo?
Daniel Paniagua Díez