En octubre de 1940, el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) dio luz verde para acoger un proyecto secreto de defensa promovido por la Inteligencia de los Estados Unidos: el “Rad Lab”, o Laboratorio de Radiación.
Este gesto habría de cambiar la historia de la ciencia, empantanando las mentes científicas con un simple pero común pensamiento utilitarista que sólo podría ser superado tres décadas más tarde gracias a la revolución flower power. Por ella, los yuppies de Wall Street y demás peña triunfante pueden soñar con transferencias bancarias por la red sin peligro alguno para la seguridad, salvo la del patrimonio fiscal del resto de humanos del planeta.
Al menos, así lo afirma David Kaiser , autor del libro How the Hippies Saved Physics , quien defiende que un puñado de entusiastas de la grifa y la psicodelia hizo posible la criptografía cuántica.
Empecemos por el principio…
La plantilla inicial del Rad Lab estaba formada por veinte físicos, tres guardias de seguridad, dos conserjes y una secretaria. Su primera misión fue mejorar un magnetrón de origen británico, un dispositivo que transforma la energía eléctrica en microondas y es la clave del buen funcionamiento de los radares. Cinco años después, cuatro mil personas estaban empleadas en los diferentes departamentos del centro de investigación alojado en el MIT, manejando un presupuesto de 1.500 millones de dólares, el equivalente a 20.000 millones de dólares de hoy en día.
Por la misma época, otro proyecto secreto de defensa, el Proyecto Manhattan, en Los Alamos, concentraba a 125.000 personas con un presupuesto un pelín más elevado: 1.900 millones de dólares, 25.000 millones de hoy. Su misión, fabricar la primera bomba atómica de la historia.
Al finalizar la II Guerra Mundial, el sistema científico-militar se había convertido en la norma; en 1949, el 96% de los fondos para la investigación en el campo de la Física procedían del gobierno federal y tenían un propósito muy específico: servir a la defensa del “mundo libre”. En 1954, el porcentaje llegaba al 98% y era veinticinco veces superior al dinero manejado en 1938.
Se crearon grupos multidisciplinares de investigación –físicos, matemáticos y químicos fundamentalmente— en los que enseguida se involucraron las principales universidades del país; el requisito para participar de los fondos era aceptar la tutela de la Comisión de Energía Atómica, heredera del Proyecto Manhattan . Para todas las investigaciones que se quisieran llevar a cabo, había una condición indispensable: que los ingenieros pudieran convertirlas en una realidad práctica al servicio del aparato militar y de la industria civil nacional.
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VIDEOBerkeley o Stanford. Según Kaines, los auténticos logros de aquel grupo han sido obviados hasta hoy por el bien de la reputación del gremio científico, pues también se les conoce, o sobre todo se les conoce, por haber sido un puñado de hippies admiradores del “psicodélico” Timothy Leary, de los gurúes hindúes que estaban de moda en San Francisco y alrededores, y, sobre todo, responsables, y causa primera, de ciertos desmadres “cuánticos” de la <em>New Age</em> y sus adaptaciones fáciles, y siempre con aplicaciones prácticas salvíficas, de los estudios sobre psiquismo y conciencia.</p><p>Resulta chocante para nuestras mentes dicotómicas y metonímicas, amantes de identificar la parte con el todo y de separar lo blanco de lo negro, ajenos a la sabiduría del <em>ying-yang</em>, que algo científicamente serio pueda venir de aquellos círculos de <em>Fysiks</em>.  Y, sin embargo, aquel grupo ajeno a las demarcaciones entre territorios cognitivos, en las bambalinas de sus exhibiciones acuarianas, seguía haciendo Física.</p><p>Kaiser resume en tres los puntos que convierten a aquellos hippies en los salvadores de la física moderna. En primer lugar, el método: frente al utilitarismo de postguerra, los Fundamental Fysiks recuperaron el interés por la especulación, que había sido la seña de identidad entre los padres de la mecánica cuántica y cuya importancia para el avance de la ciencia se encargó de señalar el propio Einstein, según explica Heinz Pagels en <em>El código del universo</em>:</p><blockquote><p><a href="http://www.erraticario.com/wp-content/uploads/2014/06/Salto-de-Einstein.jpg?9d41b3" rel="nofollow"><img src="//m1.paperblog.com/i/264/2641262/como-hippies-salvaron-fisica-L-P2do2w.jpeg" alt="Salto de Einstein" title="De cómo los hippies salvaron la Física" /><img title="" class="aligncenter wp-image-9493" src="http://www.erraticario.com/wp-content/uploads/2014/06/Salto-de-Einstein.jpg?9d41b3" alt="Salto de Einstein" width="427" height="184" /></a></p>
<p>El científico comienza con el mundo de la experiencia y los experimentos. Sin más base que la intuición física salta desde la experiencia hasta la abstracción de un postulado absoluto; así fue como Einstein imaginó que el principio de equivalencia implicaba que la gravedad es geometría. Einstein realizó este salto conceptual llegando hasta un punto en el cual ningún experimento podía confrontar la idea con la realidad, y antes de tener alguna evidencia que lo apoyara. […] El siguiente escalón es el empleo del postulado para deducir los resultados teóricos específicos que pueden ser examinados experimentalmente. En cuanto a la relatividad general, los resultados fueron predicciones tales como la desviación de la órbita de Mercurio. Si un experimento falsifica los resultados teóricos, también derriba al postulado en el cual están basados dichos resultados. Esta vulnerabilidad del postulado absoluto a la falsificación es parte del método positivista.<br />
Pero un elemento central, fuertemente antipositivista, del método de Einstein es el salto intuitivo desde la experiencia, el cual coloca al postulado absoluto en el primer lugar.</p>
</blockquote><p>En segundo lugar, es gracias a ellos que se dio a conocer en las universidades el Teorema de Bell, ignorado durante una década por los gurúes científicos de aquellos tiempos. John S. Bell era un físico irlandés que, tras años de luchar contra sus impulsos “filosóficos”, pues sabía que podrían acabar con su carrera de profesor, aceptó finalmente seguir los pasos de su mentor, David Bohm, y pensar la física desde posturas superiores al mero razonamiento utilitario.</p><p>De ello, nació el teorema que lleva su nombre, y que fue clave para sumergirse, con todas las consecuencias, en <a href="http://www.erraticario.com/ciencia/que-es-la-fisica-cuantica-una-realidad-muy-diferente/" target="_blank">la realidad manifestada en las ecuaciones cuánticas</a>; su teorema confirmaba la realidad del entrelazamiento: que dos partículas que han interactuado entre sí permanecen entrelazadas para siempre, independientemente de la distancia que las separe.</p><p>En términos existenciales, todos somos uno. En términos utilitarios, que hasta entonces nadie había querido ver, pues el tema era demasiado “místico”, la comunicación instantánea, independientemente de la distancia, era posible.  Y de ahí, del “todos somos uno”, es que hoy tenemos esa disciplina que tantos millones maneja y que implica una lucha a muerte entre corporaciones multinacionales por hacerse con sus secretos: la computación cuántica.</p><p>Los Fundamental Fysiks, por su parte, se concentraron en investigar si del Teorema de Bell se podía sacar algo en claro sobre clarividencia, psicoquinésis y demás. Pero, de no ser por su interés por tales asuntos, dice Kaiser, otros no se habrían fijado en las posibilidades “comunicativas” de los principios cuánticos.</p><p>Los Fysiks fueron capaces de llamar la atención de organizaciones no sólo del tipo del Movimiento para el Potencial Humano, sino del mismísimo FBI; y es que la CIA estaba preocupada por que ciertos asuntos, como las “posibilidades del psiquismo como método de espionaje a distancia”, fuesen una realidad y los soviéticos ya supieran de ello, de modo que todos estuvieron atentos a lo que se cocía en Stanford y en el Instituto Esalen de California.</p><p>Finalmente, en tercer lugar, el interés por el Teorema de Bell llevó a los Fysiks a imaginar todo tipo de máquinas estrambóticas con que hacer realidad sus sueños de simultaneidad en el espacio, máquinas que facilitasen la telepatía y los viajes “espirituales”; y de tales divagaciones apareció lo que hoy se conoce como Teorema de no clonación, según el cual es físicamente imposible clonar el estado cuántico de un sistema y pasarlo a otro sistema.</p><p>Cuando se trata de observar un sistema cuántico, éste se ve alterado por el proceso de observación, de modo que resulta imposible conocer su estado anterior a la “invasión”. Esta es la base que hace posible la criptografía cuántica, que es lo que garantiza la seguridad en las transferencias bancarias y el voto electrónico hoy en día: cualquiera que intente copiar una señal encriptada cuánticamente, la destruirá en el intento.</p><p>En fin, qué cosas…</p><p>De los Fundamental Fysiks han quedado clásicos para la historia “desacreditada” del pensamiento, como <em>El tao de la física</em>, de Fritjof Capra, o <em>Danza de los maestros de Wu Li</em>, de Gary Zukav. También recordaremos a Fred Alan Wolf dándonos consejos chachi-positivos para la vida en el <a href="http://www.erraticario.com/ciencia/ciencias-noeticas-reservado-para-chiflados/" target="_blank">documental <em>¿¡Y tú que sabes!?</em></a>, y a su alter ego animado el Doctor Quantum, que tantas veces ha aparecido por este blog.</p><p>Y, por supuesto, Jack Sarfatti, el más estrafalario de todos y gracias al cual, y a sus amistades e investigaciones con tipos del nivel de Uri Geller, el doblador de cucharas, los amantes de las conspiraciones podemos estrujarnos el cerebro con los secretos que “los poderes que son” ocultan a los humanos.</p><p>Por lo demás, otros méritos, como los citados por Kaiser, serán fácilmente olvidados. Aquellos científicos extravagantes habían cruzado los límites entre ciencia y pseudociencia; unos límites que, por otro lado, responden más a las convenciones de una época dada que a una pretendida realidad objetiva de las cosas. Qué le vamos a hacer, así es el mundo de la gente seria.</p><p>Paz y amor, tronkos.</p><p>Y tronkas.<br />
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<img src="//m1.paperblog.com/i/264/2641262/como-hippies-salvaron-fisica-L-ZgFnSb.jpeg" alt="De cómo los hippies salvaron la Física" title="De cómo los hippies salvaron la Física" /><iframe src="//www.youtube.com/embed/N9oq_IskRIg" width="490" height="368" frameborder="0" allowfullscreen="allowfullscreen"></p>