Pues sí, poco a poco, Halloween, esta costumbre anglosajona o norteamericana, se ha ido haciendo un hueco entre nosotros. Ayer fui a la panadería y anunciaban los buñuelos típicos de la festividad de Todos los Santos en papeles con forma de calabaza.
Habrá quien esté totalmente en contra esta celebración por no ser de aquí. Pero yo siempre he pensado que no hay nada más típicamente español que apuntarse a un sarao, a un fiesta. Además, me quedo con lo que nos comentó el colegio respecto a las clases de inglés: no se trata de asimilar la cultura de fuera (con sus cosas buenas y menos buenas), sino de quedarnos con aquello que nos ayuda a creer como personas, a darnos cuenta de que hay otras maneras de entender el mundo en beneficio de nuestro bagaje cultural.
La primera vez que celebré Halloween fue el año pasado. Se juntaron dos cosas: una era que el Mayor lo celebraba en el colegio y ya era más consciente de lo que significaba y la otra es que los vecinos de nuestra nueva casa iban a ir de casa en casa con los niños pidiendo el truco o trato y mis hijos se apuntaron al cachondeo.
Este año tenemos intención de hacer también las calabazas, aunque no lo de ir puerta por puerta porque a mis hijos este año no les apetece. Aunque me han dicho que quieren disfrazarse para repartir las chuches cuando los demás niños llamen a casa.
Había pensado preparar las calabazas este fin de semana y poneros hoy el paso a paso en el blog, pero como el Peque aún está convaleciente, no me ha dado tiempo. Mañana iré a la frutería del barrio a ver si les ha llegado la nueva remesa de calabazas de Halloween. Si me hago con una, intentaré actualizar esta entrada con un vídeo. De momento, tanto vosotros como yo tendremos que conformarnos con este par de fotos que hice con el móvil el año pasado. Lo siento por la calidad de las fotos.
Los niños pueden ayudar, claro, pero teniendo cuidado con el cuchillo. La verdad es que se pasa una tarde muy entretenida. Mis hijos disfrutaron un montón haciendo nuestras calabazas y enseñándoselas a toda la familia que se pasó por casa esos días.
CONTRAS:
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El vaciado de la calabaza exige preparar la mesa de trabajo con papel de periódico o hule. La mejor forma de hacerlo es con una cuchara arrastrando las pipas y la pulpa hacia el exterior.
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Aunque la plantilla sea sin muchas florituras, exige precisión. Hay que hacedlo con tranquilidad y sin prisas.
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Una vez hecha, la calabaza dura unos cuatro o cinco días antes de empezar a pudrirse y atraer bichos indeseados. He visto por Internet que esto se puede evitar rociando o bañando la calabaza en una mezcla de agua y algo más, pero yo no lo he probado. Si este año lo hago y funciona, os lo cuento.
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La vela. No pongáis una pequeñita o tendréis que estar cambiándola cada dos por tres. Que fue lo que me pasó a mí el año pasado. Para este año he elegido una más alta y más gruesa. La altura de la vela depende del tamaño de la calabaza, así que son mejores las gruesas que las altas.
PROS:
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Es importante que, si os animáis a hacer esta manualidad (porque, digo yo, esto se puede considerar como tal, ¿verdad?), consigáis la típica calabaza de Halloween porque, aunque se puede hacer con cualquier variedad, la de Halloween es una calabaza prácticamente hueca, por lo que el vaciado de la pulpa y semilla es mucho más fácil.
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Para que no se mueva la plantilla elegida, sólo hace falta un poco de celo. Y para recortarla, un cuchillo. Así que sólo tenéis que comprar la calabaza y la vela e imprimir la plantilla. Aunque, si se os da bien dibujar, también podéis trazar el dibujo a mano alzada sobre la calabaza. Lo que quiero decir es que sólo hay que comprar la calabaza. El resto lo tenéis en casa.
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Como he dicho, se pasa un rato muy divertido haciendo la calabaza con los niños. Y es una manualidad que sólo podéis hacer en estos días. Bueno, podéis hacerla cuando queráis, pero no tendrá el mismo efecto .
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Los niños pueden y deben ayudar. Salvo utilizar el cuchillo y encender la vela (y esto según la edad que tengan), el resto no implica riesgo alguno y cualquier niño puede hacerlo: elegir la plantilla, colocarla en la calabaza, vaciarla, colocar la vela y darle a la calabaza un buen sitio donde luzca.
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Siempre podéis guardar las semillas. Se pueden plantar o tostar. Aquí se aprovecha todo.
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Si tenéis varios niños, como es mi caso, que cada uno elija una plantilla que le guste. Así, además de que cada uno tendrá su propia calabaza, vosotros tendréis distintos modelos, lo que, una vez terminadas y puestas una al lado de la otra, hace que estas calabazas sean aún más divertidas.
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Como hay gran variedad de plantillas, las calabazas no tienen por qué dar miedo. Hay diseños muy alegres, incluso he visto plantillas con dibujos de Disney. El miedo no es una excusa.
Hoy es día 28, aún estáis a tiempo de preparar estas calabazas. A nosotros esta tarde nos toca elegir los diseños y las de este año las haremos mañana o pasado. Animaos vosotras también y enseñadme cómo os quedan. Y, si no os gusta Halloween, contádmelo también en los comentarios.