Ayer pasé la tarde en un curso que tenía la noble intención de enseñarme a convertir mis ideas en proyectos terminados.
Pero lo que obtuve fue una de las demostraciones de ego y de mitomanía más grandes que he visto.
La instructora comenzó muy bien. Buena presencia, excelente dicción y parecía dominar el tema. Sin embargo, después de los primeros 10 minutos comenzó un viaje de egocentrismo y mentiras como pocos.
Ella resultó ser amiga de presidentes y líderes religiosos, una gran empresaria con millones en ganancias, positiva, viajera internacional, guardadora de secretos de estado, motivadora, emprendedora, locutora, abogada, periodista, comunicadora, especialista en SEO, mercadóloga experta, publicista excepcional, usuaria de tecnología de punta y ama de casa única.
Además de que su libreta de contactos está guardada bajo las más estrictas medidas de seguridad, debido a lo sensible de la información ahí almacenada.
Con tantas actividades, me pregunto de dónde sacará más horas al día. ¿Quizá viviendo en Júpiter?
Llegó el momento que no sabía si estaba presenciando un curso o un acto de comedia al mejor estilo Seinfeld.
Las mentiras llegaban más rápido de lo que podía yo reponerme de la anterior y una era aun más inverosímil que la otra.
Estaba tan divertido que me pasé 3 horas maravillosas llenas de risas, no por burla, sino por lo absurdo de la situación.
Y me di cuenta lo peligroso que es tener el ego fuera de control.
Cuando nuestro concepto propio es más grande que nuestra realidad, se pierde todo el sentido común y es muy fácil recurrir a la mentira para seguir alimentando el ego.
Hay una relación muy estrecha entre el ego y la mentira.
El ego es este monstruo que se mantiene consumiendo vanidad, presunción y auto engaño. Y cuando ya lo hemos alimentado con todo lo que somos, hacemos uso de la mentira.
Al hablar con falsedad, las fantasías de lo que queremos ser nos ayudan a cubrir lo poco que somos.
Y no, no soy ingenuo.Todos mentimos, diría el Doctor House.
La mentira y la exageración son parte de la humanidad.
Pero lo que importa en realidad es estar conscientes de ello para detenernos justo antes de mentir.
Al acto de comunicarnos de manera clara, amable y verídica, lo llamamos Habla Correcta. Es una de las fases del Noble Camino Óctuple, descrito por el Buda para alcanzar una vida tranquila.
Porque entre más mentimos, más veneno introducimos en nuestra mente, resultando en un ego aun más grande y obsceno.
¿Conoces a alguien así?