Revista Arte

De festival de música a culto de estilo

Por Insane Mclero @insanemclero

Este fin de semana se da el pistoletazo de salida a la temporada de festivales, y es que con el buen tiempo es inevitable que la buena música y los días de camping se unan para formar la combinación perfecta. Después de meses de planificación, los afortunados que tienen una entrada ya están deseando que el evento elegido de comienzo, para disfrutar de unos días inolvidables, de esos que con el tiempo se convierten en leyenda. Además, en los últimos tiempos, la moda se ha convertido en una parte esencial de estos acontecimientos, pasando a ser una cita en la que el outfit tiene que ser perfecto, y requiriendo horas de shopping para ir a la última.

Y es que efectivamente, para que un festival de música pase a convertirse en un culto del estilo solo hace falta la aparición de alguna modelo o celebrity con un look especial y un tanto estrambótico. Y así de sencillo, la magia hace de las suyas y provoca que la música pase a un segundo plano haciendo que los asistentes se preocupen más por las prendas que llevarán ese día que por aprenderse las canciones de los grupos. Asistir a estos eventos se transforma en una forma de vida, que implica saberse de memoria las últimas tendencias, investigar que se llevó en años anteriores, para pasar unos días sin desentonar demasiado con la tónica general, para acoplarse lo máximo posible al resto del público.

Desde que en el 2005 Kate Moss hiciera su legendaria aparición en el festival inglés de Glastonbury nada fue lo mismo, los festivales nunca serían lo que fueron. Su peculiar look se convirtió en viral y le surgieron millones de imitadoras a lo largo del mundo, transformándose en el uniforme oficial de las veladas musicales. No podías acudir a un festival sin un par de botas de agua, unos pantalones vaqueros cortos y una camiseta, una chaqueta de cuero y biquinis, abrigos de pelo y gafas de sol. Por otra parte, ya podías ir olvidándote del maquillaje, porque no estaba permitido, así lo había dictado queen Moss. Y por supuesto, tu aspecto tenía que lucir como si llevarás 5 horas seguidas bailando y cantando sin parar.

Sin embargo, este estilo desenfadado y con aires un tanto rockeros que puso de moda la top no pasó de largo como una tendencia más, pronto se transformó en una forma de vida. Gente que esperaba todo el año para poder ir a un festival y lucir los outfits que llevaba preparando desde hacía tres meses, que estaban estudiados al milímetro para que parecieran desenfadados, como si te hubieras levantado esa mañana y te hubieras puesto lo primero que encontraste. Y esto fue un paso más allá, para convertirse en lo que todo festival de música intenta evitar: que los asistentes acudían porque era cool, porque te integraba en la sociedad y porque te gustaba llevar esa ropa que no encajaba en otra situación. Lo que hoy en día se llamaría postureo.

Este fenómeno fue elevado a su máximo esplendor cuando en California se pusiera de moda el festival de música que lo revolucionaría todo: Coachella. Todos el star system presume sus entradas en las redes sociales, y es que el público de este festival esta conformado mayoritariamente por famosos. A pesar de sus largos años de trayectoria como uno de los mejores festivales de música en Estados Unidos, actualmente muchos medios admiten que el festival se ha ido deteriorando por el he

pictures-of-people-taking-selfies-at-coachella
cho de que ricos y famosos se unan a este. Al final los asistentes están más interesados en conocer o hacerse una foto con alguien con fama, que en ir a disfrutar de la música.

Y como no podía ser de otra manera, este fenómeno ha sido intensificado con las redes sociales, especialmente con Instragram. Las fotos se suceden, una detrás de otra, de la camiseta que llevan puesta, de la bebida que han tomado, de la comida que han pedido, de la gente que han conocido… En realidad no hace falta acudir al evento, puedes seguir paso a paso como lo viven a través de las fotos. Este año, en un intento por minimizar esta locura por el selfie, la organización de Coachella prohibió el famoso palo selfie, pero los asistentes no dejaron de retratarse, si no de una manera, de otra.

Todos estos aspectos ponen en duda todo el sentido por el que surgieron los festivales de música, un lugar donde podías olvidarte del mundo para solo prestar atención a la música. No tenías que preocuparte por tu aspecto, solo disfrutar el momento. La conclusión obvia que se obtiene de este fenómeno es que los nuevos tiempos en los que las redes sociales prevalecen van extiendo sus tentáculos a todos los ámbitos de la sociedad, hasta hacer que al final todo se base en un buen selfie. ¿Ya tienes tu entrada para un festival? Hazte con una, pero no olvides que la finalidad de ir a estos eventos es disfrutar de la música, conocer a gente y vivir una experiencia única. Enjoy the music!


Volver a la Portada de Logo Paperblog