La figura de El Viti representó la seriedad, la hondura, el temple, la majestad del toreo. Y verle ahora de nuevo en una plaza tan representativa como la de Bilbao nos colocaba inevitablemente ante el contraste de dos épocas, la de los años 60 y la actual. El propio Viti pudo comprobar que los toreros actuales necesitan de muchos pases para construir una faena. Por ejemplo Miguel Ángel Perera quien después de numerosos muletazos pudo encontrar al final el temple y la hondura ante un toro exquisito, el tercero. Carlos Ilián en Marca. Foto: Andrés Verdeguer
“No hay que llamarse a engaño. Los toros de ayer de Victoriano del Río los exigieron las figuras. Ellos son los mandamases del toreo. Los que llevan la voz cantante del cotarro taurino. Los mismo que, presuntamente, se ríen (por lo bajo) de los toreros modestos por tener que lidiar las corridas duras.
Pues bien, ayer de los toros pedidos por ellos solo salieron dos, el segundo y el tercero. Tenían lo que deseaban: toros suavones, con poca fuerza, y borregos, sobre todo el tercero de la corrida. Ese toro tuvo una nobleza hemorrágica, y era dulce como un niño de pecho. El resto de los toros no valían para nada. Toros sin clase, sin raza e inservibles. Pero no pasa nada, dirán los diestros, vamos a cobrar igual. ¿Y el público? El público está para dejarse engañar mientras pasa por taquilla tarde tras tarde.
…Señores, si no aparece el toro con el peligro que lleva dentro en su raza brava, lo que queda es la pantomima, la apariencia y el simulacro. Valdrá para el torero y su parentela, pero no para la verdad del toreo.”
José Luis Merino en El País