Cobertura especial de Espectadores.
Entre los largometrajes que compiten en la categoría internacional del 16º BAFICI, figuran las francesas Grand Central de Rebecca Zlotowski y Un château en Italie o Un castillo en Italia de Valeria Bruni Tedeschi (coproducción franco-italiana en realidad). La primera es un drama ambientado en una de las diecinueve centrales nucleares que el país presidido por François Hollande posee en su territorio para proveer energía eléctrica. La segunda es una comedia dramática protagonizada por la madre y los hijos adultos de una familia que supo ser adinerada y ahora debe deshacerse de sus bienes para evitar la bancarrota. Ambas a su manera satisfacen las expectativas de los espectadores sensibles al cine galo.
Grand Central de Rebecca Zlotowski
La segunda razón remite a la solidez de un guión capaz de contar una historia de amor en un marco de denuncia contra una nueva salvajada del capitalismo: la contratación de jóvenes desempleados y apenas instruidos para que trabajen como peones rasos en centrales nucleares hasta que, tarde o temprano, la exposición a altas dosis de contaminación vuelva a excluirlos del mercado laboral, además de enfermarlos.
Zlotowski tensa de tal manera los hilos de ambas tramas que cautiva toda la atención del espectador. Cuesta encontrar alguna fisura en este trabajo que se destaca por la economía de palabras y por actuaciones memorables.
Un château en Italie de Valeria Bruni-Tedeschi
Aunque irregular, el guión depara momentos muy bien logrados, sobre todo aquéllos filmados con sentido del humor (por ejemplo, la escena donde la protagonista espera su turno para el implante de óvulos fecundados). En cambio, pierde ritmo y frescura cuando cambia al tono melodramático.