Revista Sociedad
Por Maritza Espinoza - Columnista del diario La Republica.
Si Santiago Martin Rivas fue el premiado sicario del fujimontesinismo, parece ser Jaime Bayly quien ahora ha decidido asumir la tarea de asesinar a mansalva la imagen del candidato que obstaculiza la ruta de Keiko Fujimori hacia las llaves de la Diroes.
Su primer programa del domingo por la noche tuvo el inocultable aire de un “trabajito sucio”, al punto que el otrora Francotirador ni siquiera se tomó la molestia de recargar su cacerina con balas nuevas, sino que usó las que otros ya han quemado hasta el cansancio: la historia del Andahuaylazo, los vínculos con Chávez y otros refritos en un martilleo monótono de una hora exacta de duración.
Hay quienes dicen (por ejemplo, su ex novio argentino que ha dado algunos buenos datos en su blog luiscorbachoblogspot.com) que el interés de Bayly en la derrota de Humala tiene que ver con el hecho de que su millonaria madre haya heredado parte de las minas de su finado hermano Roberto “Bobby” Letts. La versión, por cierto, tiene una curiosa coincidencia con otra que señala que el ya famoso plan Cadete (o sea, traer a Bayly para aprovechar sus dotes de ventilador en contra de Humala) ha sido armado por un grupo de empresarios mineros.
También es significativo que el contrato de Bayly en América Tevé tenga una fecha de vencimiento tan breve (15 semanas) y no sea una apuesta a largo plazo, como en cualquier proyecto televisivo normal. ¿No hubo dinero para más o hay que deshacerse pronto del cuerpo del delito?
Pero, cuidado, quienes hayan contratado al envejecido niño terrible para deshacerse de Humala deberán tener en cuenta que, muy a menudo, los sicarios suelen irse de lengua y terminar delatando a quienes los contrataron, como el ya famoso sicario argentino del caso Fefer.
Y, si eso ocurriera, callar a un sicario tan deslenguado y suicida como Bayly no será fácil, ni siquiera entregándole la embajada que –Corbacho dixit– le habría ofrecido Keiko Fujimori en caso de ganar la presidencia.