Revista Cultura y Ocio

De Gijón, los chipirones y otras hierbas

Por Alejandropumarino

De Gijón, los chipirones y otras hierbas

La instantánea fue tomada el día 27 de Julio de 2.003, con la luz de un atardecer cubierto de nubes; si no fuese porque alguien avispado se percatase de que no existe el hotel Abba, podría haberse disparado ayer mismo la fotografía.

En estos ocho años han sucedido muchas cosas, buenas y malas, mientras los veranos del norte siguen siendo frescos y lluviosos, haciendo buena la idea de Ussía, D. Alfonso, que interpreta veranear como huir de los rigores estacionales propios de estas fechas. Desde luego que en Gijón nadie va a sufrir calor, mientras conserva la posibilidad de deleitarse con unos chipirones de potera a la plancha, aunque la cosa haya cambiado mucho. Ya en el año de la imagen eran un bien escaso y quedaban lejos los tiempos en los que se podía permitir uno ventilarse una docena con el vermut en Casa Calixto o en el Planeta; ahora superan en el Mercado del Sur la astronómica cifra de sesenta euros por kilogramo, con relación tanto a su escasez, como al esnobismo que todos padecemos un poco. Hace también muchos años que no como angula, recuerdo que pagué pesetas por las últimas que tuve ocasión de degustar, pero aún duró años la moneda sin que volviese a tomar otra ración, porque parecía inmoral semejante dispendio. Sin embargo, hace muchos años, se despreciaban y eran el obsequio con el que, en las pescaderías, se premiaba a los niños que hacían recados o que habían esperado pacientemente el turno junto a sus progenitores. La sidra costaba veinte duros no hace tanto tiempo, mientras a día de hoy su precio equivale a quinientas de las antiguas pesetas y los camareros de numerosos establecimientos, la azotan en vez de servirla. Gijón se hizo demasiado grande y yo empiezo a ser viejo, porque miro con nostalgia tiempos pasados que no fueron necesariamente mejores, pero sí sustancialmente distintos.


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